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No, amigas y amigos, no es una broma, ni siquiera pesada, ni es el 28 de
diciembre. No, es una maldita noticia, que escalofría incluso a los más despreocupados por los temas de derechos humanos, y ha ocurrido en pleno siglo XXI, y en un país “supuestamente” liberado de los odiados talibanes.
El señor Hamid Karzai, y perdón por lo de “señor”, ha permitido que su parlamento apruebe ese engendro de ley, que provoca aún más, si cabe, el aborrecimiento absoluto hacia los desalmados que permiten, consienten, y “DISFRUTAN” con los regímenes fanáticos que maltratan a la mujer sistemáticamente.
Cuando escuché la noticia por la radio no podía creerla, y con mi sangre a punto de hervir no pude perder ni un minuto en denunciar públicamente esta barbarie, desde mi humilde posición y con los medios que tengo a mi alcance.
Desde ahora, el marido ya tiene libertad (por si antes había dudas de que no la tuviera), para violar a su esposa dentro del matrimonio. También para impedir que salga del hogar familiar sin su consentimiento; no puede ir al médico, trabajar o estudiar sin su permiso previo. En muchas familias, además, en base a una arraigada tradición que en muchas ocasiones se entronca directamente con la religión, la mujer es obligada a encerrarse en el burka y no mostrar jamás en público ninguna parte de su cuerpo.
Pero ésto es “pecata minuta” comparada con lo de la violación por ley, pues en uno de los artículos establece que la esposa no podrá negarse de ninguna manera a mantener relaciones sexuales con el marido. Es decir, que sentirse cansada, enferma, o simplemente “no desearlo”, no podrá ser esgrimido como disculpa.
Lo peor, es que en ese país (también en otros muchos de su cuerda), una niña de 10 años, que se encuentra todavía en plena formación física e intelectual, puede ser entregada en matrimonio por sus padres a un anciano de 80, que ahora, con la ley en la mano, podrá someterla a sus antojos y llevar a cabo salvajadas inconfesables en carne tierna.
Los activistas pro-derechos humanos están que arden, y han criticado duramente a Karzai y a los ministros implicados, por considerar la ley una burla a los derechos humanos más básicos. Además, la Constitución que aprobó el país en su momento establece el respeto a tales derechos e igualdad efectiva entre hombres y mujeres, por lo que la burla a la propia carta magna es aún más evidente. Otro artículo también establece que los hijos sólo podrán ser custodiados por los cónyuges varones o por los abuelos varones, incidiendo aún más en las diferencias de derechos de las madres con respecto a sus propios hijos.
Nuestros soldados están allí, junto con otras fuerzas aliadas, supuestamente colaborando en la preparación de las fuerzas afganas militares y de Interior. Considero que, además de levantarles el país, tendrían que dedicarles un programa intensivo para arreglarles la cabeza, pues tales desviaciones de la naturaleza humana solo pueden venir dadas por una involución de valores, que seguiría degradándose paulatinamente si los países avanzados en derechos humanos no ponemos de vez en cuando el grito en el cielo.
Todo ello es significativo de que esa sociedad se encuentra todavía en nuestra antigua Edad Media, y que no ha evolucionado ni un ápice.
Por favor, no te calles, adhiérete a esta denuncia y difunde tu ira contra esta injusticia.
¡¡Basta!!