Iniciado por
Calimero
A mí Mad me parece un crack, aunque tampoco esté de acuerdo con la mayoría de las cosas que dice. El problema es que hablamos de diferencias muy sutiles (al final, todos somos veg*anos: ¡imaginad lo que sería esto repleto de omnívoros! ¡El acabóse!). Pero esas sutiles diferencias son, en su mayoría, éticas. Y cuando a uno le cuestionan sus convicciones tiende a sentirse herido. Es normal que ocurran estas cosas. Si habláramos de fútbol, no sucederían.
En cualquier caso, y continuando con el tema (que la vida sigue), no termino de comprender (estando, una vez más, de acuerdo en lo básico) las posturas "igualitaristas" hombre-animal.
Me explico:
A) No comemos carne (muchos de nosotros) por motivos éticos, pues distinguimos entre animales sintientes y no sintientes.
B) Consideramos iguales a todos los animales sintientes porque tienen sistema nervioso, inquietudes, capacidad de sufrimiento y bla, bla, bla...
C) Si todos los animales, incluidos los humanos, son iguales, si todos merecen (como algunos proponéis) los mismos derechos básicos, la vida de todos ellos será igualmente sagrada.
Y, sin embargo, todos reconocéis, hasta los más "radicales", que hay ocasiones en las que hay que tomar decisiones. Antes hablabais, quizá en otro hilo, de la "necesidad" o de la "inevitabilidad" de matar pequeños animales sintientes (insectos, arácnidos), pero os negabais a determinar cuándo existe necesidad y cuándo es pura comodidad.
Bien, yo pregunto: ¿a que no os sentís tan culpables matando animales minúsculos, aunque capaces de sufrir, como si matarais vacas, conejos o gatos? ¿Reconocéis entonces que hay una jerarquía animal también en vuestras preferencias, que algunos animales para vosotros son mucho más importantes que otros? ¿Reconocéis que con vuestras actitudes ciertos animales sintientes, y por tanto tan importantes como los demás, gozan de un mayor respeto, de una protección especial?
La jerarquía entre unos animales y otros está ahí. No la ha inventado nadie. Se llama naturaleza. Negar que existen unos animales mucho más importantes que otros, cuya vida merece preservarse con mayor ahínco, es contraproducente.
Habláis también, a menudo, de empatía. Ahí puede estar la clave, pues el reconocimiento de la existencia de una mayor o menor empatía hacia según qué especies os convierte en especistas: trabajáis más, os esforzáis más por preservar la vida de unos que de otros. Consumís electricidad a cascoporro (¡estáis enganchados todo el santo día al ordenador!) sin pensar demasiado en la degradación del medio ambiente. Sois (somos) imperfectos, pues el ser humano lo es. Pero no os reconocéis especistas, en la escasa medida en que, como seres imperfectos, lo sois.
¡Salud!