Parte I
No soy en absoluto aficionado a los espacios "rosas", pero de lo poco que he visto, no ha habido vez en que no apareciera un reportaje (por llamarlo de alguna manera) dedicado a algún matador de toros: sean sus amoríos, sus desengaños, la descripción de sus espectaculares cortijos, o simplemente el retrato del torero, con sus proyectos, sueños y aficiones (siempre aparecen rodeados de perros o de caballos, a los que dicen estar tan unidos...¡conmovedor!), lo cierto es que parece indiscutible que estos personajes constituyen uno de los ingredientes imprescindibles en cualquier magazine dedicado al mundo del famoseo. Y sorprende que estos artistas de la muerte figuren en tales programas o revistas con mucha mayor asiduidad que popularísimos deportistas u otras celebridades. ¿Por qué será? La inmediata respuesta es que los toreros parecen más propensos que otros famosos a relacionarse con supermodelos, miembros (¿Miembras, Bibiana?) de la nobleza, divas bien posicionadas en este universo glamoroso o incluso con otras féminas que transitan el perifamoseo, aspirantes a convertirse en "primeras espadas" del papel couché.Mas no es fácil determinar hasta qué punto pueda ser que muchas chicas famosas se vean atraidas por el sangriento perfume que destila de sus chillones trajes de luces,que sientan una morbosa pasión por el oficio de esos ilustres matarifes, rodeado de un aura de noble , varonil y mal entendido heroismo.