Las enfermedades de la opulencia se enfrentan con un modo de vida más austero, profundo y menos sedentario. El vegetarianismo es un paso en esos términos que deben ir unidos.
Si queremos resolver nuestros excesos manchados de violencia con nueva violencia, dudo mucho que avancemos en ese todo integral que debe ser el ser humano. Parece ser que el fin último de la medicina es alargar la esperanza de vida. No importa qué tipo de vida. El homo-consumista reclama una seguridad, una esperanza para seguir pensando que no hay que pensar en la muerte, pues todavía queda lejos.
Probablemente la muerte (y el sufrimiento ajeno) no existe. Disfruta de tu vida, tu holograma de vida reducida a una pulsión de deseos insatisfechos.