La carne, el pescado y los huevos ni los miro, y apenas consumía lácteos. Lo único que realmente me desespera es querer comer algo rápido y encontrarme con que no tengo tomate para el bocadillo, o paté de berenjenas, o que me estoy quedando sin fruta, o algo del estilo. Entonces veo la nevera y me asquea ver que todo, absolutamente TODO lleva productos animales.
Pero bueno, me lo tomo con filosofía, me tiro dos minutos de los pelos, clamo a los cielos, me acuerdo de un montón de deidades diferentes, me salteo unas alubias... y tan feliz