Una posible interpretación es que los animales acumulan muchos pesticidas y toxinas en su tejido adiposo.
Si la dieta contiene grasa animal, entonces contiene una mayor concentración de sustancias potencialmente cancerígenas.
La gente debería optar, en la medida de lo posible, por una alimentación orgánica vegetariana, y en el caso de consumir carnes, éstas deberían ser orgánicas y desgrasadas.