Me llamaréis aburrido, pero es que como sigo de paciente, me trago mucha TV, y el caso es que , sí, he visto la ceremonia de investidura de Barak Obama. ¿Impresión? Pues tres niveles distintos
a) en lo formal, el discurso ha sido impresionante. Jamás había visto un orador tan grandioso. (Es que soy demasiado joven como para haber oido al gran Luther King...) Una voz fuerte , asertiva, un estilo vibrante, muy emocionante (me da vergüenza confesar que se me han humedecido los ojos...) ¡Qué impresionante diferencia con los discursos anodinos, planos de los distintos presidentes españoles que he oido. No me extraña que se hable del poderoso magnetismo de Obama. ¡Es cierto!
b) En el contenido: también causa una poderosa impresión. Un discurso noleido,con abundantes referencias históricas, a los valores de los Padres fundadores, las llamadas al esfuerzo común para superar los graves desafíos... Me ha parecido un discurso muy bien labrado
c) Después de pellizcarme: es tremenda la sensación de notar una enorme sima entre las bonitas palabras y lo que verdaderamente él pueda (o quiera) hacer. Cambiando la frase del Mío Cid: "Dios, qué buen vasallo si oviese buen señore!" diría, "Dios, qué buen discurso si hubiese buen sistema" Porque lo que queda fuera de toda duda es que por muy buenas intenciones que tenga Barak, se encuentra encerrado en una camisa de fuerza, la de un sistema ultracapitalista que le impediría llevar a cabo sus declarados deseos de luchar contra la pobreza mundial , de luchar por la Paz , de unir a cristianos y musulmanes , de esforzarse porque prevalezcan valores como la honestidad, la justicia, la igualdad... Es que eso sencillamente no es posible, pues el sistema en el que vive (vivimos) lo impide.
Podrá hacer cosas loables:cerrar Guantánamo, mediar entre árabes e israelíes, extender la Seguridad Social entre sus compatriotas...en realidad, George Bush hace bueno a cualquiera. Pero mis lágrimas derramadas mientras oía el discurso eran lágrimas sobre el sueño que supondría un presidente verdaderamente dispuesto a que las cosas cambiaran de raiz, uno de esos de película...pero la realidad no es una peli, y el tremendo poder de las multinacionales, de los Lobbies conservadores, del gran capital, de la inmensa industria del armamento...todo eso desactiva todo atisbo de ilusión.
Fue bonito, mientras duró el discurso. Ahora, desgraciadamente, volvamos a la realidad, ayyyy!