Lo que pasa es que nuestras costumbres alimenticias e higiénicas han cambiado un poco mucho, desde "aquellos tiempos felices" en la selva.
Las raíces crecían en una tierra muy rica en actividad biológica y nada de limpiarla, la comíamos con tierra incluida. La fruta venía con sus bichitos y la que recogíamos del suelo, aparte de los bichitos, también venía con algo de tierra y bacterias incorporadas y directa al gaznate. Ídem con la hojas y tallos. Aparte es posible que nos dedicáramos a completar nuestra dieta "cazando" algunas presas fáciles, mayormente insectos (termitas, hormigas, etc.)
De todas formas aún prescindiendo de esa "caza menor" (como lo hacen buena parte del resto de primates de gran tamaño, que son totalmente veganos), hay que contar que nuestra necesidad de B12 es ridículamente pequeña, del orden de unos 3mcg diarios lo que significa ingerir la "pasmosa" cantidad de tres millonésimas de gramo, con lo que la tierra y los bichos que accidentalmente acompañarían la abundante dieta vegetal, cubrirían de sobras esa necesidad.
Hoy lo limpiamos todo a fondo, si vemos que la fruta tiene un gusanito, la desechamos o la "operamos" y la tierra de la que proceden nuestros alimentos no es la misma que la de un bosque tropical y menos si es culti-violada practicando una agricultura química, destructiva y obsoleta.
Como consuelo hemos aprendido a cultivar las bacterias capaces de producir B12 y aislarla, para poder con ella enriquecer nuestros asépticos alimentos, o elaborar cómodos "caramelos" sublinguales.
¡Ah! y lo que es igual de importante o más: para no tener excusas tontas para seguir jodiendo la vida a los demás animales con los que compartimos este maravilloso planeta.