El vegetarianismo es el nuevo Prius
por Kathy Freston
El presidente Herbert Hoover prometió “un pollo en cada olla y un auto en cada garaje”. Ante las alarmantes advertencias sobre el calentamiento global, que alcanzan niveles febriles, muchos están pensando mejor eso de los autos. Parece que, de hecho, deberían preocuparse por los pollos.
El mes pasado, la Organización de las Naciones Unidas publicó un informe sobre el ganado y el medio ambiente con una conclusión asombrosa: “El sector ganadero aparece como uno de los dos o tres más grandes responsables de los problemas ambientales, en todo nivel, local y global”. Resulta que criar animales para el consumo es la causa principal de la degradación del suelo, la contaminación del agua y del aire, la escasez de agua, la extinción de especies y el calentamiento global.
Sí, el calentamiento global. Seguramente escucharon la historia: las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono, están cambiando el clima, y los científicos nos alertan sobre climas más extremos, inundaciones, proliferación de enfermedades y extinciones en masa. Parece que cuando salgas de tu casa y te preguntes qué pasó con el invierno, podrías pensar en lo que comiste la noche anterior. El informe de las Naciones Unidas dice que casi la quinta parte de todas las emisiones de GEI provienen del ganado (esto es, los pollos de los que hablaba Hoovert, más los cerdos, las vacas y otros). Más emisiones que las de todos los medios de transporte del mundo juntos.
Hace ya una década, la imagen de Leonardo DiCaprio circulando en su Toyota Prius híbrido definió el estándar de oro del ecologismo. Estos autos que absorben gas se convirtieron en un verdadero símbolo del poder que el consumidor tiene para luchar contra el calentamiento global. (...)
Alimentar animales para producir carne, lácteos y huevos necesita de diez veces más cultivo del que se necesita para alimentarse con plantas. Además, debemos transportar los animales al matadero, matarlos, refrigerarlos y distribuir la carne en todo el país. Producir una caloría de proteína de carne significa quemar diez veces más combustibles fósiles y arrojar más de diez veces más dióxido de carbono que para producir una caloría de poteína vegetal. Los investigadores encontraron que, si se suman todos estos factores, un estadounidense promedio haría más para reducir el calentamiento global adoptando una dieta vegetariana que comprando un auto híbrido.
Según el informe de las Naciones Unidas, el panorama se pone peor cuando incluimos las enormes cantidades de tierra que se necesitan para darnos nuestro bife o nuestras costillas de cerdo. La agricultura animal se lleva un increíble 70% de toda la tierra cultivable, y un 30% del total de la superficie terrestre. Como resultado, la cría de animales es probablemente la mayor causa del azote y destrucción de los bosques del planeta.
Hoy, el 70% de lo que fue la selva tropical del Amazonas se usa como tierra de pastoreo, y el resto se usa para cultivar cereales. Estos bosques sirven como “piletas” que absorben el dióxido de carbono del aire. Al incendiar los bosques, se libera todo el dióxido de carbono acumulado en cantidades que exceden las emisiones de los combustibles fósiles de la agricultura animal.
Como si esto no fuera lo suficientemente malo, el verdadero golpe llega cuando se estudian los otros gases, además del Co2. Gases como el metano y el óxido nitroso, GEI con 23 y 296 veces más tóxicos que el Co2, respectivamente. (...) Estos gases superpotentes vienen principalmente de los procesos digestivos de los animales y de sus excrementos. De hecho, mientras la agricultura animal cuenta con el 9% de las emisiones de Co2, emite el 37% del metano y el descomunal 65% del óxido nitroso.
Es un poco difícil de asimilar cuando se piensa en un diminuto pollito saliendo de su cascarón. ¿Cómo puede un animal, en apariencia tan insignificante en comparación con la inmensidad de la Tierra, emitir tantos GEI como para modificar el clima del planeta? La respuesta está en los números. Sólo en los Estados Unidos se sacrifican más de 10.000 millones de animales de tierra cada año (...). Los animales criados para comida constituyen el 20% de la biomasa de toda la Tierra. Nos estamos comiendo el planeta hasta la muerte.
Lo que vemos es sólo el comienzo también. El consumo de carne se quintuplicó en los últimos cincuenta años, y se espera que aumente el doble en los próximos cincuenta.
Suena a un montón de malas noticias, pero de hecho, es todo lo contrario. Significa que tenemos una poderosa nueva herramienta para dirigirla hacia la peor crisis medioambiental que le tocó vivir a la humanidad. El Prius fue un gran avance, pero ¿cada cuánto compra un auto una persona? Ahora que sabemos que una dieta más verde es incluso más eficaz que un auto ecológico, podemos generar el cambio en cada comida, con sólo eliminar los animales del plato. Quién lo hubiera pensado: ¡lo que es bueno para tu salud es también bueno para la salud del planeta!
Un menor consumo de carne se traduce en un planeta más fresco y más limpio. La agricultura animal se lleva la mayor parte del agua que se consume en este país, emite dos tercios de amoníaco (lluvia ácida) y es la mayor fuente de contaminación del agua. Destruye ecosistemas enteros de río y mar, corales de arrecife y, claro, causa enfermedades en los seres humanos. Las “granjas” de Estados Unidos producen 5 millones de toneladas de excrementos por día, cien veces más que los de la población humana, y mucho más de lo que nuestra tierra puede absorber.
Ser vegetariano nunca fue tan fácil. Este cambio nos daría una nueva forma de reducir significativamente las emisiones de GEI, y es mucho más accesible y económico que comprar un Prius.
Las temperaturas siguen subiendo, los hielos se derriten, las enfermedades tropicales se extienden, los huracanes son cada vez más fuertes... Así que, ¿qué vas a cocinar esta noche?
(Publicado el sábado 20 de enero del 2007 en el Huffington Post)
Gracias Romjna. Recupero aquí el informe de la FAO:
Las repercusiones del ganado en el medio ambiente
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