Terminó 2008. Muchos de nosotros cumplimos deseos, alcanzamos metas. Seguramente hubo cosas buenas, malas, mejores y peores, pero para todos se cumplió un ciclo más. Cuando un ciclo termina podemos sentirnos satisfechos de lo que hemos logrado y comenzar a planear qué haremos. Es un momento para revisar qué podemos mejorar y qué es bueno continuar haciendo.

Si en ocasiones nuestra vida nos parece monótona, cansada o difícil de sobrellevar, pensemos en los millones de seres que no tienen ni tendrán la oportunidad de cambiar de vida. El sufrimiento es parte de la existencia, dicen algunos, pero también la posibilidad de revertirlo, y ese es una capacidad que tenemos los seres humanos: podemos causarlo y evitarlo.

Un mensaje de fin de año debe estar lleno de ideas positivas, pero también de una buena dosis de realidad. A veces nos gusta cerrar los ojos y pensar que en esta época todo es felicidad y buenos deseos. La mala noticia es que lamentablemente no es así para todos, pero la buena es que esos deseos pueden hacerse realidad.

Si deseamos un mundo mejor, podemos lograrlo; si deseamos menos violencia y más amor y respeto, también. Si queremos un planeta con más aire limpio, áreas verdes, especies animales y vegetales, aún podemos revertir el deterioro. Tan sólo es cosa de desearlo y poner manos a la obra.

Los deseos no se satisfacen por arte de magia, se trabaja para hacerlos realidad.

Cada año millones de personas en todo el mundo deciden dedicar su tiempo, esfuerzo y pasión a la defensa de los animales. Unos llevan tiempo haciéndolo, otros recién inician, pero todos saben que es una tarea necesaria y altruista.

Nuestros deseos son habitar un mundo donde los animales tengan una vida en libertad, sin sufrimiento innecesario, sin tortura; donde se les reconozca dignidad por el mero hecho de existir, no en función de el uso que les damos. Un mundo así no debiera ser imposible, y para quienes trabajamos por los derechos de los animales, no lo es. Podemos ser diferentes de muchas maneras, vivir en países separados unos de otros, tener diversos intereses, actividades, gustos, profesiones, pero nos une una pasión muy grande: liberar a los animales. Ese es nuestro mayor deseo, cada año, cada día, y no sólo soñamos con ello sino que participamos activamente en la transformación de la sociedad, educando, sensibilizando, informando.

Todos sabemos que el simple cambio en nuestros hábitos de consumo significa romper el oscuro ciclo de crianza-transporte-muerte de millones de animales. Y este es sólo un ejemplo de lo mucho que podemos hacer para devolver a los animales la oportunidad de tener una vida digna de ser vivida.

Desear es suficiente para hacer que las cosas cambien, porque si nuestro deseo es suficientemente fuerte, puede motivarnos a la acción y cada una de nuestras acciones significa una batalla ganada a la indiferencia, al egoísmo, al conformismo.

Este año se ha ido y para nosotros vendrán muchos más, pero para los animales en sus jaulas, abandonados, o convertidos en comida, ropa, zapatos, el ciclo ha terminado. Seamos capaces de hacer de ese ciclo de muerte un ciclo de vida y esperanza, de respeto y justicia. Deseemos defender a los animales hasta el último día de nuestras vidas – y de las suyas.

Felices Fiestas para todos

Leonora Esquivel Frías
Presidente de AnimaNaturalis Internacional