(Continúa del anterior)
Cada acto de concienciación que hacemos no cae en saco roto solo porque no vengan varias personas a decirnos que se hacen veganas. En ese tiempo hemos podido ayudar a mucha gente a dar un paso más, o a dar el primero. En ocasiones somos partícipes del último paso que necesita una persona. Nos hace muy felices porque percibimos el resultado final. Pero piensa que para que alguien llegue hasta ahí, primero ha debido dar una serie de pasos en esa dirección. Esos pasos también son victorias para los animales.
Si alguna vez caes en las redes del pesimismo, haz este ejercicio. Piensa en toda la gente que te conoce y que sabe que eres vegano. En tu día a día estas normalizando el veganismo. Estás derribando mitos, demostrando que vegano no es sinónimo de amargado y enfermo misántropo. Cada vez que conoces gente, en tu nuevo trabajo, en tu nueva clase, estás dando los primeros o los segundos empujoncitos a decenas de personas. Algunas nunca cambiarán, pero otras lo harán gracias a ti. Piensa también en las personas que sí sabes que ayudaste a avanzar.
Para muestra un botón. Yo sé que influí a que dos chicos se hicieran vegetarianos y otro vegano cuando participaba en un centro social. Una chica se hizo vegetariana después de verme tocar en una casa okupa y poco después se hizo vegana. Hace poco me encontré con un chico, de esos que piensas que nunca va a cambiar. Se había hecho vegetariano. No puedo evitar pensar que verme tocar varias veces y leer unos boletines veganos que escribía con un amigo le ha tenido que influir algo. Mi pareja se habría hecho vegana aunque no me hubiera conocido, pero sé que mi apoyo la ayudó a hacerlo antes. En el centro social organicé dos jornadas sobre Liberación Animal. En las de 2005 mi pareja se hizo vegetariana. En las de 2006, se hizo vegana y su mejor amiga se hizo vegetariana. Un día distribuyendo el boletín en unos conciertos, un chico de 14 años lo leyó y quiso hacerse vegetariano tras descubrir lo que padecen los animales por nuestra culpa. Su hermana mayor le disuadió de hacerlo metiéndole miedo con mentiras sobre nutrición. Estoy seguro de que ese chico algún día será vegano. Gracias a que mis compañeros de Igualdad Animal y yo estábamos cierto día haciendo una protesta contra la peletería, cierta vegetariana nos vio, se informó, se hizo vegana y hoy es una maravillosa activista. Gracias a que cierto día, estábamos en la calle promoviendo el veganismo, cierto vegetariano nos vio, se informó, se hizo vegano y hoy es un fantástico activista que con solo su labia ha hecho veganos a sus padres, sus hermanas y a un matrimonio amigo de la familia. ¡Toma ya! La lista podría seguir, pero no quiero aburrirte.
George Bernard Shaw dijo algo como que le hacía feliz pensar que en su funeral estarían los espíritus de los animales que no se comió. Aunque es bonito, yo no creo en los espíritus. Sin embargo, me gusta pensar que cuando vea acercarse a la muerte, espero que dentro de muchos años, imaginaré a todos los animales que no fueron traídos a una existencia infernal gracias a que yo fui vegano y a que convencí a muchas personas, que convencieron a muchas personas que... y me sentiré feliz. Si el derrotismo te absorbe porque crees que no convences a bastantes personas, plantéate que quizás parte de la culpa puede ser tuya por no estar haciendo suficiente.