La miel es quizás el producto alimenticio más curioso de los que trata el veganismo. Supone otra forma de explotación aunque sus usos son quizás de los más "civilizados". El buen apicultor debe tratar a las abejas con mucho mimo procurando interferir lo menos posible en sus rutinas y termina admirando cómo no somos tan exclusivos en aquello de crear sociedades cooperativas. Es posible que hoy día esta sea una explotación simbiótica aunque en un principio fuese al contrario. En la actualidad, la bendita mano del hombre ha acercado a las abejas ibéricas parásitos como el Nosema Ceranae, apis o la Varroa venidos del lejano oriente. Son patógenos muy habituales en las colmenas que en la actualidad se están estudiando como causa principal de despoblación. A los apicultores les trae de cabeza este asunto y están pendientes de que los científicos encuentren mejores soluciones para erradicar sobre todo el Nosema Ceranae; el más jodio de todos. Por eso quizás la mano del hombre sea necesaria para mantener poblaciones sanas de abejas.
La pregunta que yo haría es: ¿Si desapareciese la apicultura ahora, se extinguirían las abejas habida cuenta del mal hecho?¿Es necesario ahora llevar un control de poblaciones y confiar en que la ciencia solucione este gran problema?¿Seguimos consumiendo miel para favorecer la investigación?
Otro dato; como es habitual tratar las colmenas con medicación, es posible que pase algo a la miel aunque sean muy pequeños porcentajes. El polen se mantiene puro porque no entra en la colmena, cae en una celdilla en la entrada de la misma desprendiéndose de las patas de las abejas.
He aquí cómo un tipo de explotación crea dependencia. El caso de las abejas es especial porque no se trata de individuos, sino de poblaciones enteras. Poblaciones más vulnerables de lo que creemos.