Es que si uno hace una afirmación como ésta (que ya de por sí tiene tela, pero vamos a dejar eso), digo yo que habrá que fundamentarse o en datos fisiológicos demostrados previos o, si es una idea feliz del autor, demostrarla de alguna manera, pero ni una cosa ni otra:
"Ciertas judías y legumbres, especialmente lentejas y frijoles, contienen lectinas que se depositan en los tejidos musculares, haciéndolos más alcalinos y menos cargados para la actividad física"
Eso está clarísimo, especialmente en el terreno de las enfermedades autoinmunes y varía con la enfermedad, aunque casi todas mejoran con una dieta vegana (o desde luego, sin carne y lácteos; las respuestas al pescado son más variables) sin gluten (por distintos mecanismos); y, además, en algunos casos, hay que estudiar otros alimentos de origen vegetal que también pueden desencadenar la respuesta autoinmune e incluso hacer una dieta de eliminación paulatina o, al contrario, comenzar una dieta muy básica de alimentos que prácticamente nunca causan este tipo de reacciones e ir añadiendo alimentos o grupos de alimentos en intervalos de 10-14 días para ver si desencadenan síntomas o no. Y, sí, todo ello es explicable, pero por mecanismos distintos (unos mejor conocidos que otros) al que dice D'Adamo, aunque él se ha basado en ellos para elucubrar una teoría, así que claro que guarda semejanzas, pero no porque tenga razón, sino porque es como si yo me levanto mañana, elijo un grupo de sustancias y decido inventarme un mecanismo fisiopatológico de las enfermedades de acuerdo con la tolerabilidad individual a estas sustancias o reacciones antígeno-anticuerpo o lo que se me ocurra, lo adorno con cantidad de palabraría bien sonante y similar a la de mecanismos fisiopatológicos reales y armo un librito o lo cuelgo en internet, sin demostrar absolutamente nada... y seguro que hay quien se lo cree...