A mí personalmente el que alguien, en una reunión, añada la coletilla como disculpándose ante una tercera persona de que soy vegetariano me da igual. Incluso te diría que no me disgusta. Cuando más se mencione la palabra mejor. La sociedad tiene que aprender a vernos con naturalidad, hasta ahora, todavía vegetariano (no digamos vegano) se asocia a un ser de otro planeta, como mínimo de otro país. Así que, es bueno que en los bares y restaurantes se encienda la bombillita y sus responsables se den cuenta de que, aunque pocos, existimos y... consumimos.