AGUA
El agua es fundamental para la vida, tanto si se realiza o no ejercicio físico. La hidratación es importante, tanto para la salud física como para la salud mental. Nuestro cuerpo está formado fundamentalmente por agua, es decir, alrededor de las dos terceras partes del peso corporal son agua (más de un 60 por ciento).
Si nos abstuviéramos de comer podríamos sobrevivir unos dos meses, ya que en estas condiciones de ayuno, el cuerpo pone en marcha una serie de mecanismos de adaptación a base de consumir las reservas de gasas del organismo. Sin embargo, privándonos de beber agua, la muerte nos sobrevendría en aproximadamente una semana.
El aporte de agua que requiere un adulto diariamente es de dos a dos litros y medio. Esta cantidad se ingiere a través de las bebidas en forma de agua --desde el agua mismo a las infusiones, leche, zumos, refrescos, licores y demás-- así como mediante el agua que forma parte de los alimentos y por el agua que se libera en el proceso de combustión de los alimentos y de los propios tejidos del organismo.
El agua con muchos minerales se aconseja para el organismo
FALSO. Estos minerales que aporte el agua no se absorben por parte del organismo de la misma forma que los minerales que aportan los alimentos. Por otro lado, para que el agua realice este efecto depurativo tiene que contener pocos minerales, es decir debe ser una agua ligera.
Al hacer ejercicio, es mejor no tomar agua para evitar flato
FALSO. La causa del flato no está del todo clara, aunque parece ser que sí podría influir un inadecuado flujo del oxígeno y de la sangre a los músculos respiratorios, al diafragma y a los músculos intercostales. Lo que ocurre es que el ejercicio que hace trabajar a los músculos grandes produce una gran desviación del flujo sanguíneo. El reajuste del aporte sanguíneo no es inmediato, por lo tanto, los músculos respiratorios se ven obligados a satisfacer elevadas necesidades de energía sin tener un aporte de sangre adecuado. Es por este motivo que se produce el flato, que es un dolor que causa ciertas dificultades en la respiración y que incluso a veces nos puede obligar a parar el ejercicio que estamos realizando.
Tomar agua en ayunas ayuda a limpiar nuestro organismo
VERDADERO. El agua tiene un excelente efecto diurético y también ayuda a prevenir el estreñimiento. También puede resultar de gran ayuda tomar infusiones a un buen zumo de naranja o de otra fruta natural.
Tomar dos litros de agua es la recomendación más saludable
VERDADERO. Para vivir y respirar se necesitan unos dos litros y medio de agua diarios. En caso de ejercicio intenso y de temperatura más elevada, se aumenta la transpiración y la pérdida de agua y en consecuencia, aumentan las necesidades de agua. Así, dependiendo de cada uno, se recomienda que las personas sanas ingieran desde un litro y medio y hasta tres litros de agua al día.
Sabremos si bebemos bastante agua por el color de la orina
VERDADERO. Si observamos que la orina tiene un color oscuro y un olor fuerte significa que no bebemos suficiente agua. En cambio, si tiene color claro y no tiene un olor especialmente fuerte, significa que el agua que tomamos es suficiente para realizar su acción depurativa en nuestro cuerpo.
Podemos calmar el apetito bebiendo agua
VERDADERO. La sed es un signo de alerta que nos informa de que hay una falta de líquido en nuestro cuerpo. Esta sensación de sed está regulada por el hipotálamo, que es la glándula del cerebro que controla también la sensación de hambre y la temperatura corporal. Puede suceder que lleguemos a confundir esta sensación de sed con la sensación de hambre y que llegue un momento en que ya no sepamos exactamente qué tenemos, si una u otra. Por tanto, en el momento en que notemos apetito es bueno beber un par de vasos de agua. Un truco para tratar de engañar a nuestro propio hipotálamo.
Si no tenemos sed es que no necesitamos beber agua
FALSO. Para un correcto funcionamiento de nuestro organismo, debe existir un correcto equilibrio entre los líquidos corporales y los electrolitos. Así, se recomienda en general, tomar entre entre un litro y medio y dos litros de agua al día. En caso de ejercicio físico intenso o temperatura ambiental más elevada, se aconseja aumentar el consumo de agua hasta tres litros o más al día.
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