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El Proyecto Gran Simio, tomado en serio
Firmado por Rafael Serrano
Fecha: 2 Julio 2008
Barrera infranqueable
“El objetivo de toda nuestra empresa es establecer de nuevo el estatuto moral de los chimpancés, los gorilas y los orangutanes, y la aceptación en calidad de persona de algunos animales no humanos”. La razón es que, a la vista de los conocimientos científicos sobre las facultades de esas especies, “la barrera moral que trazamos entre nosotros y ellos es indefendible”. Por tanto, el PGS exige que se reconozcan para los simios tres “principios o derechos morales fundamentales”: a la vida, a la libertad y a no sufrir tortura.
si se admite de verdad que los simios forman con los humanos una “comunidad de iguales”, se ha de llevar todo eso a las últimas consecuencias.
La defensa jurídica del derecho a la vida supondría no solo, como pide la iniciativa del Congreso español, castigar más duramente al humano que mate a un simio, sino además juzgar y condenar a los simios que maten a otra “persona”, humana o simiesca. Pero ¿en serio creen los del PGS que se puede exigir responsabilidades penales a un animal?
Parece que no, por lo que dicen en el punto sobre la privación de la libertad de los miembros de la comunidad de los iguales. “La detención de quienes hayan sido condenados por un delito, o de quienes carezcan de responsabilidad penal, solo se permitirá cuando pueda demostrarse que es por su propio bien, que resulta necesaria para proteger al público de un miembro de la comunidad que claramente pueda constituir un peligro para otros si está en libertad. En tales casos los miembros de la comunidad de los iguales deben tener derecho a apelar ante un tribunal de justicia, bien directamente o, si carecen de la capacidad necesaria,
mediante un abogado que los represente” (la cursiva es nuestra).
Uno se imagina despachos de abogados especializados en defender a simios. Pero no los habrá, porque nuestros iguales tendrán que recurrir al turno de oficio.
Para tratar bien a los animales
¿Qué condena moral impondremos a los simios que hacen daño a otros? ¿Cómo les notificaremos la prohibición legal de torturar? ¿Cómo probaremos su intención dolosa si la incumplen? Volvemos a comprobar que la supuesta comunidad de iguales no es tal, pues
las determinaciones jurídicas de los principios que la afirman solo pueden afectar a los hombres, únicos seres sobre la Tierra con responsabilidad moral, a los que se puede mandar y prohibir.