Iniciado por
Walkiria
Y lo peor de todo de estas anécdotas que comenta Anarcopón es que todas, todas, hemos pasado por un montón de cosas así, lo tenemos casi normalizado, cuando NO lo es.
Recuerdo que hace unos años me fui a comprar un coche con mi marido. El coche era para mí, así se lo indicamos al vendedor. Aun así, éste se dirigió a él, ignorándome sistemáticamente (mi marido, por cierto, no tiene NI IDEA de coches). Por supuesto, no le compramos nada. Pero salí indignadísima.
Lo de ir en un tren o un metro sola en un vagón y que de repente entre un hombre y te dé mal rollo yo creo que también es muy común. Y es horrible. Una vez, una amiga y yo estábamos en el metro, de noche, y se metió un tío que se dedicó a cascársela delante de nosotras. Ahí, haciendo amigos.
Y eso por no hablar del mundo laboral, en mi curro al menos (una gran empresa, muy del PP), las mujeres no ascienden, y se selecciona a la gente por criterios como "es que tiene las tetas grandes". Tal cual.
Y en fin, éstas son sólo tres anécdotas tontas que me vienen a la mente, pero es el día a día de cualquier mujer. Nunca te sientes segura. Estamos cada vez más empoderadas, sí, pero un día viene un cabrón y te agrede y hala, te deja a la altura del betún en cuestión de segundos.
Y ahora me viene a la mente que mi hermana, que vivió muchos años en EEUU, estuvo saliendo con un tío de ahí, uno machista y retrógrado y de todo, pero que al principio parecía majo y tal. Bueno, ella le dejó en cuanto le vio el plumero (se hizo un piercing en el ombligo y él le dijo que cómo no le había pedido permiso o no sé qué), y poco después volvió a España. Pues él la llamó meses después diciendo que por trabajo estaba en España, que quedaran a tomar algo (todo de buen rollo y tal), mi hermana acudió a su hotel, él le dijo que subiera porque aún no estaba vestido... y cuando subió le pegó una paliza tremenda. La realidad era que vino única y exclusivamente para eso. No por trabajo. O sea, mirad qué sangre fría: gastarse el pastón de un billete de avión, venir a España, quedar con ella, pegarle la paliza, y volverse al día siguiente. Estuvo tres días en España, sólo para eso. Porque no podía "soportar la humillación de que una mujer le dejara". Cuando avisamos a la policía, ya se había ido, claro.