También queda bien con el vinagre y un pelín de azúcar (ahora que Lucía no mira https://encrypted-tbn3.gstatic.com/i...6rKPMEvKu1F-Pg ).
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También queda bien con el vinagre y un pelín de azúcar (ahora que Lucía no mira https://encrypted-tbn3.gstatic.com/i...6rKPMEvKu1F-Pg ).
El trastorno límite de la personalidad es un horror, un horror absoluto. En general tener una pareja con cualquier alteración psiquiátrica debe ser toda una desventura, pero esta condición en específico tiene sus "peculiaridades". Los que hayan tratado con uno supongo que entenderán a qué me refiero.
Mucho peor que un horror. Una persona que padece transtorno bipolar puede ser, y suele ser, una persona maravillosa en periodos de normalidad. El TLP es un drama dificil de soportar, para la familia y para el personal sanitario que ha de atenderlo. Son tan agresivos que cuesta mantener la objetividad, de manera que, por momentos, llegas a odiarles.
Eso acaba en el "estás en pedo, ¡no le gusto!" que te lleva a aceptar salir a dar una vuelta con un chico que a vos tal vez no te gusta, creyendo que solamente quiere ser tu amigo. Y el flaco se aparece con guitarra y te monta un mini-recital, pero vos seguís pensando "¿por qué quiere ser mi amigo?". Y la noche se empieza a poner rara, el chabón te abraza y vos decís "¿eh?". Entonces, una incómoda conversación te acomoda los jugadores y empezás a tirar de ese rezo a la Pachamama que dice "tragame tierra". Le pasó a una amiga de una amiga de una prima lejana.
Hay que ver con lo madurísimo que eres para unas cosas y lo cerradico que eres para otras. A veces las cosas pasan, no hay que ser tan especial para que haya una relación. Conocerse, dejarse conocer y reír. Que no digo que no seas especial, digo que si hubiera que ser perfecto para tener una relación (afectiva o sexual, me da igual) estaríamos siempre solos y no es así. Pero con la puerta cerrada es difícil recibir visitantes.
A veces, sólo a veces, gran amor.
Yo tuve una pareja que era alcohólico. Al principio no me di cuenta hasta que empezó a levantarse por las noches y bajar a las tantas de la madrugada a por cervezas. Si no bebía no podía dormir. Siempre estaba borracho pero era una pasada porque no se le notaba. Era su estado normal. Era un poco agresivo cuando se cabreaba, pero no con la gente, sino con los cubos de basura, farolas y demás mobiliario público. También era eyaculador precoz, muy precoz. Y no se daba cuenta. Yo le decía que había terminado un poco pronto y él siempre me contestaba que habíamos estado mucho tiempo. La vez que más duró, creo recordar fueron unos diez minutos o menos.
Al final me dejó él porque decía que salía mucho con mis amigas y no pasábamos suficiente tiempo juntos.