Cita:
Lujo en el más absoluto de los secretos. Así podría definirse el regalo que ofreció Vuitton a sus mejores clientes de todo el lmundo, sólo 60, convocados con un tarjetón en el que se les pedía que reservasen dos días del mes de mayo para un acto muy especial ¡Especial es poco, añado yo! Lean, por favor: en avión, clase business, de todos los confines del planeta llegaron a Barcelona, descansaron en el lujoso Mnadarín y después, en Mercedes, fueron al hotel Mas de Torrent, del Ampurdán, champagne, orquídeas y caviar Beluga en todas las habitaciones. Por la noche, cena mágica en El Bulli, reservado para ellos ¡Un Bulli al que le quedan apenas dos meses de vida! Por tanto la noche fue un gotterdamerung con coros wagnerianos y todo el esplendor del sol antes del ocaso. En la terraza, el aperitivo, con su clásico pan con gambas y su sabrosa galleta de tomate, y la comida en mesas de cuatro personas, silenciosas, sobrecogidas por ese instante único, hermandas por el sentido litúrgico que tienen las misas de réquiem.
¡Cuarenta platos! Memorables la flauta de mojito, los globos de gorgonzola, las cerillas de soja y el ceviche de almendras, pero tal vez lo mejor fue un Ferran Adriá con su ropa de trabajo explicando: "Cerramos definitivamente a finales de julio y abriremos en 2014, pero no como restauratnte ¡me es imposible mantener esto!". Y, dejándose llevar por la emoción, confesando casi entre lágrimas: "Para mí es muy duro que me paren por la calle para decirme que no pueden comer en casa porque no tenemos mesa hasta dentro de dos años", alguien le anima "¡Ferrán!¡que esto es morir de éxito!".
Quien me lo cuenta, uno de los seis único españoles convocados, también llora y cuando yo le pregunto por qué, me contesta: "¡Lloro por sus rosas de manzana, por sus almendras miméticas... !" ¡Caray, dígame usted, Anson, qué poeta puede superar esto!
Lo que cada uno haga con su dinero, desgraciadamente, es cosa de cada uno...
