Escribo esto porque tengo un día muy malo, y no sé qué hacer. Necesito palabras de aliento para no decaer.
He llegado a casa de mis padres que hacía tiempo que no veía, y mi abuela me había comprado 3 pares de zapatos de piel. Yo le dije que no los quería, que los devolviese, que yo no me pongo algo con la piel de un animal que quería vivir.
Y le dije todo educadamente, más imposible, y se ha puesto a gritar, diciéndome que soy una caprichosa, que no piensa costear mis caprichos y que si no quiero los zapatos, que los devuelve pero que no me va a comprar los que yo quiero porque soy una niña caprichosa y consentida.
Luego me ha dicho que qué me creo yo (pero todo esto gritando) que si acaso me pienso que el animal con el que han hecho los zapatos no ha matado a otro antes, que es ley de vida y que me preocupo más por los animales que por ella que se ha preocupado por mí en comprarme los zapatos y luego no hago más que rechazárselos.