Iniciado por
Vegaña
Pues yo lo hago. Me sacrifico por el planeta en no tener hijos y en otras cosas.
Me encantan los niños, desde pequeña, desde siempre he soñado con tenerlos. Me he dedicado casi siempre a los niños y es probable que me siga dedicando a ello. Llegué hasta tener una ligera obsesión niñófila. Pero no tenía con quién procrear. Ahora comparto mi vida con un ser de sexo distinto al mío que nos hace compatibles con crear una nueva vida. Y no lo hago. No por falta de ganas: como he dicho antes, asumí de manera excelente desde la niñez mi rol de árbol que debía dar sus frutos. ¿Para qué o por qué? Nunca fue una pregunta que yo necesitara plantearme, porque sí y punto.
Pero un día lo pensé y pensé cuán tremendamente egoísta de mí (estoy hablando de mí, ¿eh?) sería crear un nuevo ser a este mundo. Algo no necesario ni para mi supervivencia ni mucho menos para la del planeta. Me horroriza ver cómo ha crecido la línea de población en los últimos cien años y todos los efectos que eso está causando y causará.
Si decido no tener hijos es por y para el mundo. No porque yo no lo desee después de décadas de fervor maternal. Y no voy a estar amargada por ello, porque sé que estoy haciendo lo mejor por el futuro de este planeta. No es un instinto. Un instinto es apartar la mano del fuego porque ¡ay! te quemas. Traer hijos al mundo es algo que no se hace por instinto: sí por tradición, costumbre, soledad, rutina, ilusión, ganas, mucho amor para dar a alguien de nueva creación -no aplicable a seres ya existentes-, aburrimiento, agradar a familiares cercanos, sorpresa, etc.