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noon
también paso mis pequeñas grandes crisis, claro! hay momentos difíciles, intentando pasar el aspirador con Zoe sólo interesada en hacer cosas peligrosas, como tirar de las orejas a Viernes o trepar al sofá, mientras el perrete y Sombreta la lían jugando y tirando objetos y saltando y los otros dos urden un plan para subirse a la cocina y lamer el fricandó de seitán para asegurarse de que su comida es realmente más apetitosa que la nuestra. Algunas veces acaban todos excepto Zoe tomando la sombra un ratito en el patio.
Y luego está todo lo demás... criar a una hija es algo mágico (no consigo encontrar la palabras), te sonríe y sientes esa felicidad extraña y pura, pero creo que la maternidad también nos vuelve volubles y frágiles y que a la que nos despistamos puede dejarnos algo perdidas entre sentimientos encontrados y miedo a la oscuridad. Tienes ese ser fantástico que te mira como si lo fueras todo y te sientes pequeña y torpe y piensas si la suerte que tienes es la suerte que mereces en realidad. Bueno, a mi me pasa eso (algunas veces). :)