angeldekuero
12-feb-2008, 18:40
(...) Cerca del chiquero, un pequeño grupo de hombres hablaba en voz alta, tal vez para darse ánimos, mientras miraban fijamente al cerdo que estaba inquieto y temeroso porque había intuido su final.
Dos hombres entraron en el chiquero, se acercaron con prudencia, luego le cogieron por las orejas. El cerdo gritó y abrió de par en par la boca, en la que un tercer hombre pudo introducir así una cuerda y luego apretarsela fuertemente en torno al hocico, hasta que los maxilares se cerraron y se clavaron uno sobre otro.
El grito quedó algo amortiguado, no era ya ensordecedor como antes, pero estaba más cargado de desesperación.
Uno de aquellos hombres le tiraba del morro, dos de las orejas, otro de la cola, y el resto le golpeaban con un palo.
El animal petrificado y atemorizado, se quedó plantado por un momento, pero su dolor era demasiado intenso y hubo de ceder, se movió, caminó, dejandose arrastrar al corral. Le arrojaron panza arriba sobre un banco de madera con la cabeza colgándole. Una mano, empuñando unlargo cuchillo, buscó el punto justo, hundiendoselo acto seguido en el cuello, hasta la empuñadura, y haciendolo girar una y otra vez dentro, a fin de cortar la vena, hasta que no salió más que un hilo de sangre entre la mano y el cuello. El cerdo sintió que le punzaban, se puso rígido, trató de arquearse para escapar, pero sus asesios eran demasiados y, mientras le insultaban por osar revelarse, consiguieron mantenerle sujeto.
Cuando la mano extrajo el cuchillo, brotó del cuello un chorro de sangre al mismo ritmo que su jadeante respiración.
Las mujeres recogieron una poca de ella en un cubo, luego fue la nieve la que recibió las rojas salpicaduras. El grito se fue debilitando paulativamente hasta convertirse en un estertor y, acto seguido, se apagó del todo. El ojo permaneció abierto y fjo en el vacío. Sobre la nieve un charco de sangre.
Para mayor seguridad, antes de quitarle la cuerda de la boca, a fin de comprobar que estuviera realmente muerto, le arrajaron dos cazos de agua hirviendo dentro de las orejas.
Ahora bien, imagina por un momento que esto que acabas de leer en vez de contar la muerte de un animal te hablase del fin de un ser humano, ¿también quedarías indiferente?. No somos tan distintos, lo que es CRUELDAD, lo es, se trate tanto de un animal como de un niño.
Dos hombres entraron en el chiquero, se acercaron con prudencia, luego le cogieron por las orejas. El cerdo gritó y abrió de par en par la boca, en la que un tercer hombre pudo introducir así una cuerda y luego apretarsela fuertemente en torno al hocico, hasta que los maxilares se cerraron y se clavaron uno sobre otro.
El grito quedó algo amortiguado, no era ya ensordecedor como antes, pero estaba más cargado de desesperación.
Uno de aquellos hombres le tiraba del morro, dos de las orejas, otro de la cola, y el resto le golpeaban con un palo.
El animal petrificado y atemorizado, se quedó plantado por un momento, pero su dolor era demasiado intenso y hubo de ceder, se movió, caminó, dejandose arrastrar al corral. Le arrojaron panza arriba sobre un banco de madera con la cabeza colgándole. Una mano, empuñando unlargo cuchillo, buscó el punto justo, hundiendoselo acto seguido en el cuello, hasta la empuñadura, y haciendolo girar una y otra vez dentro, a fin de cortar la vena, hasta que no salió más que un hilo de sangre entre la mano y el cuello. El cerdo sintió que le punzaban, se puso rígido, trató de arquearse para escapar, pero sus asesios eran demasiados y, mientras le insultaban por osar revelarse, consiguieron mantenerle sujeto.
Cuando la mano extrajo el cuchillo, brotó del cuello un chorro de sangre al mismo ritmo que su jadeante respiración.
Las mujeres recogieron una poca de ella en un cubo, luego fue la nieve la que recibió las rojas salpicaduras. El grito se fue debilitando paulativamente hasta convertirse en un estertor y, acto seguido, se apagó del todo. El ojo permaneció abierto y fjo en el vacío. Sobre la nieve un charco de sangre.
Para mayor seguridad, antes de quitarle la cuerda de la boca, a fin de comprobar que estuviera realmente muerto, le arrajaron dos cazos de agua hirviendo dentro de las orejas.
Ahora bien, imagina por un momento que esto que acabas de leer en vez de contar la muerte de un animal te hablase del fin de un ser humano, ¿también quedarías indiferente?. No somos tan distintos, lo que es CRUELDAD, lo es, se trate tanto de un animal como de un niño.