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Ver la versión completa : Un cuento de Navidad



raquelbcn
18-dic-2013, 19:40
Calles repletas de gente, luces de colores colgadas en forma de estrellas, de regalos, de reyes... escaparates sin fin y una música de fondo acompañando un escenario de alegría y de paz. Sin pretenderlo me dejo llevar por ese encanto mágico que transforma la ciudad en un espacio de dicha, de prosperidad, de amor al prójimo. Que fácil quedarse boquiabierto y feliz ante ese espejo donde todo se ve brillar, donde incluso se ve sonreír al pobre mendigo de la esquina recibiendo unas limosnas. ¿Para qué pretender ahondar en lo que resulta tan placentero? ¡Qué insensatez, qué pérdida de tiempo querer buscar más allá de lo que es bello ante los ojos! Aún así, a pesar del riesgo de investigar, de ver con una mirada más cercana, decido no quedarme con esa apariencia resplandeciente y ver un poco más allá, sólo entrar en una de esas tiendas tan bien adornadas, con sus cintas de colores y sus lazos perfectos. Entro ahí donde veo más gente, todos impacientes, probablemente con prisa, recorriendo con la mirada un aparador lleno de cadáveres, de trozos de carne fría, muy bien colocada en bonitas bandejas, con ramitos de perejil supongo que para intentar poner un toque de color a algo que alguna vez lo tuvo. Intento ver si hay algo de tristeza o de compasión en los ojos de toda esa gente, y se me hiela el corazón cuando descubro que en ellos ¡hay más frialdad que en esa nevera que atentamente observan! Me acerco, intento ver lo que ellos ven... pero no veo nada de comida ahí, sólo el perejil! Una señora exige con vehemencia que los filetes de ternera sean bien tiernos, que no quiere quedar mal con su familia, que tienen el paladar muy fino, dice. La miro, y sin palabras intento explicarle lo que veo, lo que siento. Señora, le digo, en ese paquete una vez hubo un ser vivo, un animal que nació para acabar servido en un plato, que con toda probabilidad vivió en tales condiciones que ninguno de los que están aquí aceptarían si le hubieran acompañado a lo largo de su vida; probablemente a su madre la inseminaron incansablemente para poder luego sacar su leche y la sacrificaron cuando dejó de ser productiva, y él, casi seguro, fue separado nada más nacer, y escuchando sus lamentos fue llevado a una granja, criado con muchos otros terneros, como un simple producto en una cadena de producción; señora, muy probablemente si en lugar de ese dogo francés que le espera fuera, usted hubiera tenido a un ternerito recién nacido en sus brazos, y hubiera sido usted quién le hubiera alimentado y acompañado, sería incapaz de cortarlo en pedazos para comerlo, pregúntese por favor, es un segundo, por qué acepta que la vida de ese animal haya sido de esclavitud, de maltrato, y por qué permite que su destino sea el simple deleite de sus invitados; dígame, cuál es la diferencia entre el animal que hay esperándola fuera y el que está a punto de pagar, dígame por qué es partícipe de tal injusticia. La miraba a los ojos, fijamente, y ella empezó a sentirse inquieta, como aturdida. Su paquete cayó al suelo mientras intentaban en la tienda reanimarla.
Cuando salí las calles seguían con el mismo aire festivo, entre luces y canciones, con miles de miradas perdidas y lejanas. Me senté en un banco, frente a unos juegos infantiles, y en seguida me fijé en un niñito muy enfadado que se negaba a ir con su mamá. Me acerqué y le pregunté el porque de su enfado. Encontré a una hormiga perdida, me dijo sollozando, busqué su casa por todo el parque hasta que la encontré y la dejé con sus compañeras; pero vino un niño y empezó a pisotear el hormiguero hasta que lo destrozó; me enfadé tanto que mi mamá me regañó mucho y me castigó, y al niño que rompió todo nadie le dijo nada. Pregunté su nombre. Camil, le dije suavemente, quisiste salvar a la hormiga de extraviarse y lo conseguiste, y seguro que ella te agradece ese acto; pero no debes juzgar ni enfadarte con el que no sabe ver que no existe diferencia entre esa hormiga y él, no todos ven que no es el tamaño ni la inteligencia lo que nos da el derecho a creernos más que otros, a abusar de nuestra fuerza, a decidir la importancia de otras vidas. Ser hormiga Camil, es tan valioso como ser un humano, y tú tienes la capacidad de darte cuenta, de respetar a un ser vivo por el simple hecho de serlo. Pero no va a ser desde el enfado como puedas hacer ver a los demás eso que para ti es tan importante, sino desde el mismo respeto y amor que con el que has tratado a la pequeña hormiga. Y ni siquiera presenciando la matanza que ese niño ha cometido debes juzgarle, porque él no cree estar haciendo nada malo, porque así se lo han enseñado. Y mostrándole tu rabia Camil, solo encontrarás no solo su rabia también, sino que no le ayudarás a abrir su corazón para que en él quepan todos los seres del planeta, los que tiene cerca, los que conoce, y también los que no. Sé paciente y abre tu mente a todos, incluso a los que pisotean el mundo con sus grandes zapatos! Sólo pregúntales sus razones, intenta averiguar porque no tratan con amor a todos los seres, que te expliquen, procura indagar más allá de la primera respuesta, insiste amablemente y no te conformes cuando te pongan excusas, hazles ver que se están escudando en razones que no se sostienen, intenta que su respuesta provenga de su corazón y no de su mente anclada y condicionada. Y si no escuchan Camil, y si no salen de sus cómodos clichés, por favor, evita enfadarte y sigue tu camino. Se secó sus lágrimas, me abrazó, y fue corriendo con su mamá que le llamaba a lo lejos, junto a un grandísimo aveto repleto de bolas y regalos y luces de todos los colores. Camil me miró, con la respiración acelerada y una amplia sonrisa, y no pude escucharlo, pero sé que dijo: Feliz Navidad ¡para todos los seres del planeta!
R.

gatera
18-dic-2013, 20:30
Calles repletas de gente, luces de colores

En "luces de colores" he dejado de leer, pero se agradece la intención.

raquelbcn
18-dic-2013, 20:36
En "luces de colores" he dejado de leer, pero se agradece la intención.
No está mal, siete palabras! Se agradece el intento...

gatera
18-dic-2013, 20:43
No está mal, siete palabras! Se agradece el intento...

Es que resulta difícil de leer sin espacios. Se amontonan las palabras y cuesta entenderlo.

Un saludo.

Snickers
18-dic-2013, 20:48
No está mal, siete palabras! Se agradece el intento...

¿Y algún punto y aparte, si quiera, no cabe en todo el texto?

raquelbcn
18-dic-2013, 20:55
Es que resulta difícil de leer sin espacios. Se amontonan las palabras y cuesta entenderlo.

Un saludo.

:bien:

Cuento de Navidad

Calles repletas de gente, luces de colores colgadas en forma de estrellas, de regalos, de reyes... escaparates sin fin y una música de fondo acompañando un escenario de alegría y de paz.

Sin pretenderlo me dejo llevar por ese encanto mágico que transforma la ciudad en un espacio de dicha, de prosperidad, de amor al prójimo. Que fácil quedarse boquiabierto y feliz ante ese espejo donde todo se ve brillar, donde incluso se ve sonreír al pobre mendigo de la esquina recibiendo unas limosnas.

¿Para qué pretender ahondar en lo que resulta tan placentero? ¡Qué insensatez, qué pérdida de tiempo querer buscar más allá de lo que es bello ante los ojos! Aún así, a pesar del riesgo de investigar, de ver con una mirada más cercana, decido no quedarme con esa apariencia resplandeciente y ver un poco más allá, sólo entrar en una de esas tiendas tan bien adornadas, con sus cintas de colores y sus lazos perfectos.

Entro ahí donde veo más gente, todos impacientes, probablemente con prisa, recorriendo con la mirada un aparador lleno de cadáveres, de trozos de carne fría, muy bien colocada en bonitas bandejas, con ramitos de perejil supongo que para intentar poner un toque de color a algo que alguna vez lo tuvo.

Intento ver si hay algo de tristeza o de compasión en los ojos de toda esa gente, y se me hiela el corazón cuando descubro que en ellos ¡hay más frialdad que en esa nevera que atentamente observan! Me acerco, intento ver lo que ellos ven... pero no veo nada de comida ahí, sólo el perejil! Una señora exige con vehemencia que los filetes de ternera sean bien tiernos, que no quiere quedar mal con su familia, que tienen el paladar muy fino, dice.

La miro, y sin palabras intento explicarle lo que veo, lo que siento. Señora, le digo, en ese paquete una vez hubo un ser vivo, un animal que nació para acabar servido en un plato, que con toda probabilidad vivió en tales condiciones que ninguno de los que están aquí aceptarían si le hubieran acompañado a lo largo de su vida; probablemente a su madre la inseminaron incansablemente para poder luego sacar su leche y la sacrificaron cuando dejó de ser productiva, y él, casi seguro, fue separado nada más nacer, y escuchando sus lamentos fue llevado a una granja, criado con muchos otros terneros, como un simple producto en una cadena de producción; señora, muy probablemente si en lugar de ese dogo francés que le espera fuera, usted hubiera tenido a un ternerito recién nacido en sus brazos, y hubiera sido usted quién le hubiera alimentado y acompañado, sería incapaz de cortarlo en pedazos para comerlo, pregúntese por favor, es un segundo, por qué acepta que la vida de ese animal haya sido de esclavitud, de maltrato, y por qué permite que su destino sea el simple deleite de sus invitados; dígame, cuál es la diferencia entre el animal que hay esperándola fuera y el que está a punto de pagar, dígame por qué es partícipe de tal injusticia. La miraba a los ojos, fijamente, y ella empezó a sentirse inquieta, como aturdida. Su paquete cayó al suelo mientras intentaban en la tienda reanimarla.

Cuando salí las calles seguían con el mismo aire festivo, entre luces y canciones, con miles de miradas perdidas y lejanas. Me senté en un banco, frente a unos juegos infantiles, y en seguida me fijé en un niñito muy enfadado que se negaba a ir con su mamá.

Me acerqué y le pregunté el porque de su enfado. Encontré a una hormiga perdida, me dijo sollozando, busqué su casa por todo el parque hasta que la encontré y la dejé con sus compañeras; pero vino un niño y empezó a pisotear el hormiguero hasta que lo destrozó; me enfadé tanto que mi mamá me regañó mucho y me castigó, y al niño que rompió todo nadie le dijo nada.

Pregunté su nombre. Camil, le dije suavemente, quisiste salvar a la hormiga de extraviarse y lo conseguiste, y seguro que ella te agradece ese acto; pero no debes juzgar ni enfadarte con el que no sabe ver que no existe diferencia entre esa hormiga y él, no todos ven que no es el tamaño ni la inteligencia lo que nos da el derecho a creernos más que otros, a abusar de nuestra fuerza, a decidir la importancia de otras vidas.

Ser hormiga Camil, es tan valioso como ser un humano, y tú tienes la capacidad de darte cuenta, de respetar a un ser vivo por el simple hecho de serlo. Pero no va a ser desde el enfado como puedas hacer ver a los demás eso que para ti es tan importante, sino desde el mismo respeto y amor que con el que has tratado a la pequeña hormiga. Y ni siquiera presenciando la matanza que ese niño ha cometido debes juzgarle, porque él no cree estar haciendo nada malo, porque así se lo han enseñado. Y mostrándole tu rabia Camil, solo encontrarás no solo su rabia también, sino que no le ayudarás a abrir su corazón para que en él quepan todos los seres del planeta, los que tiene cerca, los que conoce, y también los que no. Sé paciente y abre tu mente a todos, incluso a los que pisotean el mundo con sus grandes zapatos! Sólo pregúntales sus razones, intenta averiguar porque no tratan con amor a todos los seres, que te expliquen, procura indagar más allá de la primera respuesta, insiste amablemente y no te conformes cuando te pongan excusas, hazles ver que se están escudando en razones que no se sostienen, intenta que su respuesta provenga de su corazón y no de su mente anclada y condicionada. Y si no escuchan Camil, y si no salen de sus cómodos clichés, por favor, evita enfadarte y sigue tu camino. Se secó sus lágrimas, me abrazó, y fue corriendo con su mamá que le llamaba a lo lejos, junto a un grandísimo aveto repleto de bolas y regalos y luces de todos los colores.

Camil me miró, con la respiración acelerada y una amplia sonrisa, y no pude escucharlo, pero sé que dijo: Feliz Navidad ¡para todos los seres del planeta!

R.

gatera
18-dic-2013, 21:27
:bien:

Cuento de Navidad


Oh! mucho mejor.

Alba_kitty
18-dic-2013, 21:53
Es un relato muy bonito :).

raquelbcn
18-dic-2013, 21:56
Es un relato muy bonito :).

Gracias Alba_kitty :)

AnnaM
18-dic-2013, 22:52
Excelente cuento de Navidad. Me ha gustado leerlo.

raquelbcn
19-dic-2013, 06:10
Excelente cuento de Navidad. Me ha gustado leerlo.

Gracias AnnaM! Me alegra que te haya gustado. Un saludo! :)

VinterVegan
19-dic-2013, 08:54
Muy bonito, me ha gustado mucho, es tuyo?

raquelbcn
19-dic-2013, 09:13
Muy bonito, me ha gustado mucho, es tuyo?
Gracias Vinter! Lo escribí ayer :)

VinterVegan
19-dic-2013, 09:24
Gracias Vinter! Lo escribí ayer :)

Me alegro, tienes talento ;), un saludo