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Ver la versión completa : Mi casa, intimidad y comunidad



Bruxon
14-ene-2011, 15:12
Comparto este Extracto de “La construcción de mi
casita” del libro “Vida Libre y Natural. En el sendero de la sencillez y
el amor”. Autora: Sibila (Nuria Aragón Castro). Editorial: Mandala.


"El tamaño de la vivienda es algo también bastante importante. ¿Realmente
necesitamos tanto espacio?. He llegado a la conclusión de que cuando te
sientes a gusto contigo misma, el espacio no importa y la intimidad se
mantiene por mucha gente que haya y muy reducido sea el lugar. Si
buscamos la pureza y la sinceridad, siendo fieles a nosotros mismos y
actuando para complacer nuestro corazón y el equilibrio universal, no
tenemos porqué temer el que otra gente se halle durante periodos largos de
tiempo en aquel espacio territorial que considerábamos sólo nuestro.

Cuando conectas contigo mismo, eres realmente libre estando solo y
disfrutando de tu soledad, llegando a tal plenitud que surge el deseo intenso
de compartir, de permitir que otros vivan esas experiencias tan bellas que
estas sintiendo. Eso me ocurrió a mí con esta finca.

Algo que también me ha ocurrido es el cambio de concepto de comunidad.
He vivido mucho tiempo sola en pisos más grandes de lo que podía llenar y
utilizar, sobrándome siempre habitaciones que apenas empleaba o usaba
para estancar la energía y almacenar trastos.

Cuando tuve que compartir durante siete meses una tienda de campaña
con tres personas más, poco a poco mi espacio vital se redujo a mí misma,
ayudándome con ello a conocerme más, a explorarme pues tan sólo me tenía
a mí. Cuando mis hijos y yo nos quedamos en la caravana con el avance,
sentía que la intimidad seguía sin ser muy factible, así como mis momentos
de soledad y expansión reducidos tan sólo a cuando mis hijos dormían. No
me quedaba más remedio que aprender a cambiar todo esto si no quería
sufrir, especialmente, tras muchos días seguidos de lluvias. Cuando algún o
algunos amigos se quedaban a dormir, disfrutaba mucho de su presencia,
pero también de su marcha con el consiguiente relax. Identificaba esto con
una falta de pureza de por mi parte. Tenía que aprender a expandirme y
seguir siendo yo al 100% mientras compartía, sin egos ni tapujos.

Antiguamente, cuando me planteaba la forma de vida ideal, la identificaba
con los esenios. Bueno, rectifico, mi primera idea era la de vivir sola a lo
ermitaño. Como bien he mencionado antes, tuve tantos y tan intensos
momentos de plenitud a diario que consideraba muy injusto y egoísta no
permitir a otros que sintiesen eso tan mágico que yo estaba viviendo en un
lugar que me había acogido tan bien, por lo que me planteé una comunidad
con ciertos “toques” esenios donde cada uno podía tener su pequeño refugio
autosuficiente en el lugar que escogiese viviendo cada uno su soledad y
silencio, juntándonos tan sólo cuando quisiésemos en una casa común
dedicando el día a la comunión. Ahora, tras irme sintiendo cada vez más
segura de mí misma y con mayor plenitud, he descubierto que puedo
compartir mi pequeño espacio además de con mis hijos, con una, dos o tres
personas más por períodos prolongados de tiempo sin sentirme invadida.

Creo que simplemente hay que actuar con amor, sencillez y sinceridad,
encargándose la vida del resto. Si te amas y estás bien contigo mismo, da
igual donde estés. Entonces empiezas a amarlo todo y a todos y desaparece
el apego por las cosas, lugares, gente o animales. Cuando te descubres a ti
mismo, descubres el sentido de la vida, su significado y grandiosidad. Tú
eres la vida.

Ahora empiezo a comprender el concepto de comuna que tanto menciona
Osho.

Para nosotros la casa no deja de ser un refugio pues en cuanto las lluvias y
las heladas desaparecen, instalamos los tres nuestras telas de dormir en el
exterior. Resulta sumamente gratificante respirar un aire completamente
limpio, sentir a los diversos animalillos corretear sobre ti aceptándote en su
hogar, dormirte y despertarte con el trinar de las diversas aves, abrir los
ojos a media noche y descubrir con gran sorpresa cada vez la belleza de un
cielo completamente estrellado como muestra de la grandiosidad de la
Naturaleza, leer bajo la límpida luz de la luna y-o las estrellas que no de una
vela y, claro está, no tener que limpiar la habitación cada dos por tres. La
fusión que siento en estos momentos se extiende más allá de los momentos
meditativos formando parte implacable de esa grandiosidad y milagro que es
la vida.