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laurana
13-ene-2011, 11:06
Yo no creo haber hecho nada malo esta mañana... Me parecieron todos muy nerviosos. Iban y venían por los pasillos, esquivándose unos a otros. Ella le gritaba a la madre de él, y los dos niños, con las manos llenas de cosas, entraban en el dormitorio de los padres, que yo tengo prohibido. La pequeña -la más amiga mía- chocó contra mí dos o tres veces. Yo le buscaba los ojos, porque es la mejor manera que tengo de entederlos: los ojos y las manos. El resto de su cuerpo ellos lo saben dominar y, si se lo proponen, pueden engañarte y engañarse entre sí; pero las manos y los ojos, no. Sin embargo, esta mañana mi pequeña no me quería mirar. Solo después de ir detrás de ella mucho tiempo, en aquel vaivén desacostumbrado, me dijo: "Drake, no me pongas nerviosa. ¿No ves que nos vamos de veraneo, y están los equipajes sin hacer?". Pero no me tocó ni me miró.
Yo, para no molestar, me fui a mi rincón, me eché encima de mi manta y me hice el dormido. También a mí me ilusionaba el viaje. Les había oído hablar días y días del mar y de la montaña. No sabía con certeza qué habían elegido; pero comprendo que, en las vacaciones -y más en estas, que son más largas que las otras dos- mi pequeña podrá estar todo el día conmigo. Y lo pasaremos muy bien, estemos donde estemos, siempre que sea juntos...
Tardaron tres horas en inicar la marcha. Fueron bajando las maletas al coche, los paquetes, la comida -que olía a gloria- y los envoltorios del último momento. Yo necesitaba correr de arriba abajo por la escalera, pero me aguanté. Cuando fueron a cerrar la puerta, eché de menos mi manta. Entré en su busca; me senté sobre ella; pero él me llamó muy enfadado -"Drake, venga"-, y no tuve más remedio que seguirlo. Mientras bajaba, caí en la cuenta de que, en el lugar al que fuéramos, habría otra manta. Ellos siempre tienen razón.
Los tres mayores, mi pequeña, su hermano y yo... Era difícil caber en aquel coche, tan cargado de bultos; pero estábamos bien, tan apretados todos. Yo me acurruqué en la parte de atrás, bajo los pies de los niños. La madre de él se sentó en un extremo, que suele ser su sitio, y todavía no se le habían olvidado las voces de ella, porque no decía nada; solo miraba las calles y la luz, que era muy fuerte, a través del cristal... Los niños se peleaban con cualquier pretexto esta mañana; seguían muy nerviosos. Yo sufrí sus patadas con tranquilidad, porque sabía que no iban a durar y porque era el principio de las vacaciones. Cuando, de pronto, el niño le dio un coscorrón a mi pequeña, yo le lamí en cambio las piernas con cariño; pero ella me dio un manotazo, como si la culpa hubiera sido mía. La miré para ver si sus ojos me decían lo contrario. Ella, mi pequeña quiero decir, no me miraba.
Fue cuando ya habíamos perdido de vista la ciudad. Él se echó a un lado y paró el coche. Los de delante daban voces los dos; no sé si porque discutían o por qué. La madre de él no decía nada; ya antes había empezado a decir algo, y ella la cortó con muy malos modales. Tampoco los niños decían nada... él bajó del coche y cerró de un portazo; le dio la vuelta; abrió la puerta del lado de los niños, y me agarró por el collar. Yo no entendí. Quizá quería que hiciese pis, pero yo lo había hecho en un árbol mientras cargaban y disponían los bultos. Me resistí un poco, y él, con mucha irritación y voces, tiró de mí. Me hizo daño en el cuello. Me bajó del coche. Empujó con violencia la puerta, y volvió a sentarse al volante. Oí el ruido del motor. Alcé las manos hacia la ventanilla; me apoyé en el cristal. Detrás de él vi la cara de mi pequeña con los ojos muy redondos; le temblaban los labios... Arrancó el coche, y yo caí de bruces. Corrí tras él, porque no se daban cuenta de que yo no estaba dentro; pero aceleró tanto que tuve que detenerme cuando ya el corazón se me salía por la boca... Me aparté, porque otro coche, en dirección contraria, casi me arrolla. Me eché a un lado, a esperar y mirar, porque estoy seguro de que volverán a por mí... Tanto miraba en la dirección de los desaparecidos que me distraje, y un coche negro no pudo evitar atropellarme... No ha sido mucho; un golpe seco que me tiró a la cuneta... Aquí estoy. No me puedo mover. Primero, porque espero que vuelvan a este mismo sitio en el que me dejaron; segundo, porque no consigo menear esta pata. Quizá el golpe del coche negro aquél no fue tan poca cosa como creí... Me duele la pata hasta cuando me la lamo. Me duele todo... Pronto vendrá mi pequeña y me acariciará y me mirará a los ojos. Los ojos y las manos de mi pequeña nunca serán capaces de engañarme. Aquí estaré... Si tuviese siquiera un poco de agua: hace tanto calor y tengo tanto sueño... No me puedo dormir. Tengo que estar despierto cuando lleguen... Me siento más solo que nadie en este mundo... Aquí estaré hasta que me recojan. Ojalá vengan pronto...


A quien conmigo va (Adaptación).
Antonio Gala.

Neska
13-ene-2011, 12:41
Tremendo. Ojalá los animales humanos dejaran de considerar a los animales no humanos como meros objetos de satisfacción, sin pensar que ellos sienten y sufren.
Siempre tuve claro que antes de abandonar a mis perras nos iriamos a vivir debajo de un puente, pero no las dejaría nunca, creo que abandonar a un animal a su suerte es una de las cosas más rastreras que se puede hacer.
Ellos (los animales no humanos, en este caso los perros o los gatos) nos brindan su amor y su lealtad...y nosotros debemos retribuirles con amor, cuidados, alimentos y también lealtad!! El hombre es el animal menos leal de la naturaleza!!

laurana
13-ene-2011, 12:42
Lo he sacado del libro de texto de 1º de ESO.
Mientras lo leía se me caían las lágrimas...

Neska
13-ene-2011, 12:44
Lo he sacado del libro de texto de 1º de ESO.
Mientras lo leía se me caían las lágrimas...

No me extraña...no hay derecho. Y lo peor es que esto sucede todos los días, en todas partes del mundo...:(

nhoa
13-ene-2011, 12:55
Jobá, Lauranisssssss.........aquí me tienes, con el corazón encogío......

gilducha
13-ene-2011, 13:04
Muchísimas gracias Laurana.

maestra Gaia
13-ene-2011, 13:32
Iniciado por Laurana:
Lo he sacado del libro de texto de 1º de ESO.
Mientras lo leía se me caían las lágrimas...
JO! Yo empecé ese mismo tema antes de navidad, con 1º de la Eso, es la lectura que viene en el libro de Edebé. Me dio muchísima pena, pero me sirvió como excusa para hablarle a los niños del abandono, de los refugios y de cómo pueden ayudar. Me alegra que los encontré a todos muy sensibles ante esto.

vellocinodeoro
13-ene-2011, 13:38
Jo, no debía haberlo leído...me muero de pena...

seitana
13-ene-2011, 13:50
Jurrrr y lo peor es que estoy segura de que se sienten y piensan así :(

kutxipu
13-ene-2011, 13:50
Qué triste... Pobres animales inocentes, cómo somos capaces de cosas así?

Katarína
13-ene-2011, 13:59
Hm, y sucede tan a menudo... :(:(:(

laurana
13-ene-2011, 19:35
Cada vez que lo leo me saltan los lagrimones :(