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Ver la versión completa : La cultura del eructo, por Ruth Toledano



Loba
17-oct-2010, 14:11
La cultura del eructo (http://www.elpais.com/articulo/madrid/cultura/eructo/elpepuespmad/20101015elpmad_8/Tes)

"Es lo mismo que igualar una melodía de Mozart con un eructo". No se podía haber expresado mejor que como lo ha hecho la portavoz de la Coordinadora de los Verdes de Madrid, Cristina García Moreno: el acuerdo para que las competencias de los toros sean traspasadas del Ministerio del Interior al Ministerio de Cultura "es un insulto a la verdadera cultura". Semejante acuerdo ha sido alcanzado entre el ministro del Interior, el autodenominado socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, y un grupo de hombres, autodenominados matadores, a quienes unos trajes y unas corbatas a todas luces falaces no servían ni para atenuar el sentido de la primera acepción de la palabra matador que recoge el diccionario de la RAE ("Que mata") ni para disimular el sentido de la tercera ("Muy feo, extravagante, de mal gusto"), hombres de esos que para las fotos con ministros se plantan muy tiesos ante la cámara, como si fueran hombres rectos y no matadores, y abren demasiado las piernas, haciendo gala de la chulería postural propia de los matadores y no de la presencia de hombres de una pieza que pretenden así. Generalmente, y para simular una formalidad imposible en un matador, se tapan la entrepierna con las manos enlazadas, a modo de concha protectora y como si se tratara de un gesto preventivo de terribles tormentos, acostumbrados como están a que a un individuo que agoniza a sus pies se le corte alegremente el rabo.

"Nos sentimos artistas", dice el matador Manzanares. Como si sentirse algo supusiera automáticamente la posesión de ese algo. Bien, matador Manzanares, tú podrás sentirte lo que quieras o puedas, pero entre lo que uno siente y lo que uno es existe en demasiadas ocasiones el abismo de un delirio: algunos locos se sienten Napoleón Bonaparte, y no lo son; algunos asesinos en serie se sienten dios, y tampoco, ¿verdad? De dios sabéis mucho los matadores, que siempre andáis besando medallitas, antes de entrar a matar, o elevando los ojos al cielo con unas orejas recién cortadas en la mano, unas orejas aún calientes, las orejas de un individuo que agoniza a tus pies. Así que como argumento no nos sirve, Manzanares. Y lo que tiene gracia (bemoles, dirían los de las piernas abiertas, aún desconociendo que la bemol tiene mucho más que ver con Mozart que con el descabello), lo que tiene maldita la gracia es que la impunidad de alguien frente al dolor que le inflige a otro dependa de un simple reflexivo: lo que él "se siente" permite que desprecie lo que el otro "siente".

En fin, delirados hay, como decíamos, en todas partes. Lo delirante es que se les dé bola, como quien dice. Máxime si se la da un ministro de Interior y, no digamos, una ministra de Cultura. Pero la deriva del Gobierno español es tal que hasta confunde a Mozart con un eructo. Después del espectáculo de patio también de luces que el partido autodenominado socialista nos ha dado en Madrid, Jiménez va, Gómez viene, y con la que le está cayendo encima al Ejecutivo, incluida la salva de fachas que se le han alzado a la chepa a Zapatero en la parada militar hispánica, no se les ocurre mejor idea para aportar algo de brillo a su maltrecha imagen que dedicarse a la gastroenteritis cultural: la práctica política del regüeldo. Porque "aunque la tortura se vista de seda, tortura se queda", como señala Marta Esteban, presidenta de la plataforma La Tortura No Es Cultura. Porque de seda se visten los matadores para que brille más el oro que la sangre, pero la de la arena se queda, espesa, derramada, y no hay brillos que la tapen sino areneros que la barren, y que no son precisamente modelos, aunque se vistan de Loewe o Armani, como Cayetano. Sánchez Dragó los representó muy bien en una reciente mascarada goyesca, que se llevó a cabo en la plaza de Ronda: fue barrendero de heces.

Todo esto tendría mucha gracia (no de la de los bemoles, sino de la otra, de la de reírnos mucho con determinadas pintas) si no fuera porque las heces que el Gobierno socialista considera cultura y que se barren en la arena proceden del terror y de la diarrea provocada por los sulfatos que les ponen a los toros en el agua para que salgan a la plaza débiles y desorientados. En la arena, las heces se mezclan con la sangre derramada. La sangre que el Gobierno socialista considera cultura y que se desborda de un cuerpo martirizado para ilustrar a los presentes en el arte de hacer sufrir. No tiene ninguna gracia: supone una involución en el desarrollo de este país. Pero además supone ignorar el sentir de una mayoría ciudadana que no necesita vestirse de comunión y abrirse de patas para defender la obviedad: que los toros y los caballos padecen indecibles sufrimientos físicos y psíquicos, que torturar a un animal, un herbívoro, hasta la muerte es un espectáculo indigno. Los antitaurinos no entendemos cuál es la razón para hacer este traspaso y muchos taurinos, tampoco.

A mí me da en la nariz (¡qué peste!) que es un empeño de la ministra de Cultura, que tiene que dar la cara ante esos amigos taurinos que ven en su mandato una oportunidad de oro y grana. ¿Qué se puede esperar de alguien que escribe: "Los picadores son mi personaje favorito en esta función. Florito, sí. Florito y sus cabestros"? Y Rubalcaba haciéndose la foto con los matadores. Una función, no, esto es un circo romano. Eructo va, eructo viene. Qué asco.

Mowgli
18-oct-2010, 12:14
Excelente artículo!!

Gharam
19-oct-2010, 08:44
Genial, lástima que siga sin llegarles a millones de personas.

Lo que no entiendo es el incapié que hace sobre el gobierno socialista, teniendo en cuenta que la derecha está tanto o más a favor de mantener y sostener la "antifiesta nacional".
Ningún bando está dispuesto a abolir semejante barbarie. Es tan vergonzoso como cruel.

Mowgli
19-oct-2010, 13:01
Supongo que recalca lo del gobierno porque ha sido una decepción muy grande.

sujal
03-nov-2010, 11:18
Todo esto tendría mucha gracia (no de la de los bemoles, sino de la otra, de la de reírnos mucho con determinadas pintas) si no fuera porque las heces que el Gobierno socialista considera cultura y que se barren en la arena proceden del terror y de la diarrea provocada por los sulfatos que les ponen a los toros en el agua para que salgan a la plaza débiles y desorientados. En la arena, las heces se mezclan con la sangre derramada. La sangre que el Gobierno socialista considera cultura y que se desborda de un cuerpo martirizado para ilustrar a los presentes en el arte de hacer sufrir. No tiene ninguna gracia: supone una involución en el desarrollo de este país. Pero además supone ignorar el sentir de una mayoría ciudadana que no necesita vestirse de comunión y abrirse de patas para defender la obviedad: que los toros y los caballos padecen indecibles sufrimientos físicos y psíquicos, que torturar a un animal, un herbívoro, hasta la muerte es un espectáculo indigno. Los antitaurinos no entendemos cuál es la razón para hacer este traspaso y muchos taurinos, tampoco.



Este artículo de Manuel Vincent es de 2009, pero con el pretendido paso a cultura de los toreros, puede venir bien releerlo:

El arte consiste en representar plásticamente en un cuadro, como lo hizo Goya, ese momento en que el toro entra al caballo y el picador escarba con la puya en el morrillo para inferirle una herida cuya sangre le llegará a la pezuña. El arte consiste en pintar esa brutalidad, pero no en realizarla. Para ejecutar ese acto en vivo sólo hay que tener fuerza y destreza. El arte consiste en llevar al lienzo de forma magistral ese momento en que un paisano le mete la faca en la tripa al caballo de un mameluco un 2 de mayo o captar al día siguiente esa fracción de segundo en que un rebelde abre los brazos ante la descarga de plomo en los desmontes de la Moncloa al ser fusilado por los franceses. Aunque ese paisano, llevado por la cólera, clavara con habilidad la faca hasta el puño y el pelotón abriera fuego a su cabeza con absoluta exactitud, no por eso los llamaremos artistas. Hay mucha gente que hace las cosas bien. Freír buñuelos ¿es un arte o un oficio? Llamar arte a la destreza de pasarse a un toro por la tripa manipulando una tela es un despropósito, por mucho que los aficionados valoren esos lances, y al despropósito se añade la degradación e incluso la ignominia si el ministerio de Cultura equipara ese oficio a la labor de los poetas, pintores, músicos, bailarines o actores insignes, premiando cada año con una medalla similar al torero de turno. Recientemente ha habido un pique entre matadores. Dos de ellos, que se creen ese cuento, han devuelto la medalla al ministro de Cultura, al sentirse agraviados en su arte porque también le ha sido concedido a un colega mediocre cuya fama se debe sólo a la prensa del corazón. A lo largo de la historia la cultura en España ha sufrido una continua humillación a través de la incuria popular, la falta de medios y el desinterés de los políticos, pero ninguna caída es comparable al hecho de que el ministerio haya elevado oficialmente a la categoría de arte la tortura de un animal, que se ofrece al público como espectáculo. No son estos toreros celosos, sino los pintores, músicos, actores y poetas premiados quienes deberían remitir a la ministra de Cultura la medalla ahora degradada al tener que compartirla con el oficio de sacrificar toros diestramente a navajazos.

Hasta aquí, bien. Ahora pasemos a otro bonito texto, solo que esta vez empañado de sangre y con cierto tufillo de exaltación del macho ibérico como no podría ser de otra manera:


El conocimiento derivado de la experiencia acumulada en cualquier actividad profesional, en el toreo, en la política o la empresa, nos ayuda, a nivel individual, a descubrir nuevos horizontes: nos brinda facultades para ganar. Pero no basta por sí mismo.

Y cuando es incompleto, genera confusión, miedo y actitudes intolerantes. Buen ejemplo de ello es el de una parte importante de nuestra juventud actual: jóvenes derrotados, de vuelta de nada, que se expresan como viejos escépticos sin ánimo de aprender. Presas fáciles para muchos políticos y empresas, ya de por sí alarmantemente incultos, que logran hacer pasar por verdades cualquier afirmación, por poco explicativa que parezca. El miedo que provoca esa angustiosa sensación de no saber nos puede paralizar o empujar a tomar decisiones erróneas.

Pienso en todo esto al hilo de las recientes reuniones que algunos toreros y representantes del sector taurino han mantenido con miembros del Gobierno y del partido mayoritario en la oposición. Viendo las fotografías de los diestros, escuchando sus declaraciones en los ministerios o a las puertas del Senado, ante las cámaras y los micrófonos, observé la candidez de su expresión. Estos jóvenes, de valor tan sobrado en los ruedos y ante el toro, perdían seguridad y aplomo, tanto en su actitud física como en su discurso. El albero político, ese ruedo de arenas movedizas, no invita desde luego a la confianza.

(...)

Toreo, escuela de valores

La voluntad responde a un instinto, nace y muere de la necesidad o el deseo individual. Pero es sólo un gesto banal y no se hace fuerte sino a través de la bravura. El toreo, tal y como lo entiende gente como Joselito o José Tomás, es una escuela de valores sujeta a unos códigos éticos. Y la bravura es uno de ellos, quizá el fundamental. Hablando del animal, el ganadero Álvaro Núñez del Cuvillo decía el otro día: “el toro bravo es fijo, y es esa fijeza la que le hace noble”. Noble, no tonto ni domesticado, como subrayaron los ganaderos reunidos en el último congreso mundial del toro celebrado en las islas Azores.

(...)

http://www.guadanews.es/noticia/973/TOROS/miedo-experiencia-voluntad-bravura-cultura.html


La cultura, bestia negra de los regímenes autoritarios obsesionados con el silencio de los corderos, da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo y su condición. El toro bravo, situándonos en la antesala de la muerte -real y no ficticia-, y el torero, como artista transgresor, resolviendo inteligente, valiente, ética y estéticamente el envite, nos brindan esa oportunidad. Aprovechémosla.

http://www.guadanews.es/noticia/899/EDITORIAL/toros-cultura.html

Podéis reíros o llorar un rato. Según gustos. :cool: