Flex
23-ago-2010, 15:44
PASAR PÁGINA EN LA VIDA
Reconocer tus sentimientos, llorar por lo que pierdes, "apretar los puños", e ilusionarte con lo que te queda por vivir, son las claves para que puedas "pasar página".
Cualquier adulto capaz de leer estas líneas, tiene ya, o al menos eso se supone, la experiencia de haber "pasado página" en algún capítulo de la vida.
¿Te acuerdas cuando soñabas con ser súper-man, y vencer a los malos, o quizás con ser el descubridor de la solución definitiva del cáncer, y con ello recibir los máximos honores de la ciencia, o tal vez con ser más guapa y atractiva que Sisi emperatriz, y provocar la admiración de los hombres más apuestos?
Pero con mayor o menor conciencia de ello, todos hemos abandonado estas maravillosas fantasías, propias de la niñez, y nos adentramos a partir de cierto momento, más bien indefinido, en el mundo tormentoso, pero también apasionante de la adolescencia.
Decir ¡adiós!, de corazón, sin reservas, a una etapa de nuestra vida, a un determinado tipo de relación, a una situación vivida, y lanzarnos de lleno a vivir la siguiente etapa, la próxima relación, la nueva situación, y hacerlo sin reservas, sin excesivas añoranzas, y sin ningún deseo oculto de permanecer en el pasado; a esto le llamamos "PASAR PÁGINA".
Y la necesidad de hacerlo, llega, inevitablemente, queramos o no.
El paso de la niñez a la adolescencia, de esta a la edad madura, y de aquí a la tercera edad, y de aquí a..... Sí porqué no decirlo, luego hay que saber decir el gran ¡adiós!
Y con el cambio de edad, llegan los cambios en la relación con la familia que nos ha dado la vida, las despedidas de los compañeros de clase, o de trabajo, las pérdidas de amigos, los cambios de pareja, los problemas de salud y un largo etcétera.
La necesidad de saber pasar página nos incumbe a todos.
SI NO SABES PASAR PÁGINA
No es necesario especular qué consecuencias tiene el no saber pasar página en la vida, pues los casos reales de personas aún enganchadas en etapas anteriores son numerosos, y fácilmente observables, al menos desde la consulta de un psicólogo.
Son personas incapaces de vivir intensamente la etapa que les corresponde, mediocres en la realización de sus tareas, e infelices a la hora de saborear las partes positivas, del momento vital en el que se encuentran. Se tornan tristes, añorantes, y depresivos, cada vez que su corazón revisa el pasado, (casi siempre).
Y es que, si no cerramos página de verdad, de corazón, nuestro cerebro seguirá trabajando secretamente para conseguir aquél viejo sueño, para mantener aquella antigua situación, en lugar de hacerlo para obtener mejores resultados en la tarea presente.
Además nuestra vida emocional, el corazón si se me permite, tiene sus leyes, y así, no puede disfrutar de cuidar si aún se aspira a ser solo cuidado, no se puede querer intensamente si todavía se aspira a volver con el anterior objeto de deseo, se es incapaz de mandar y decidir si todavía se añora la etapa en la que todo se lo daban a uno decidido, se es incapaz de disfrutar de una edad avanzada si todavía se aspira a tener el vigor y la fuerza de la juventud.
Solo la dedicación plena y entusiasta a una tarea, nos permite obtener en ella los mejores resultados, y verdaderos niveles de satisfacción, y ello a condición de que el 100% de nuestros recursos intelectuales y emocionales, estén comprometidos en esa tarea, renunciando pues a las anteriores.
Pero uno o varios de los siguientes factores, pueden darse para que la persona tenga serias dificultades en "pasar la página de su vida":
Que en la etapa anterior no se haya alcanzado un mínimo de satisfacción, como para darla por terminada, como ocurre en algunos casos de evidente carencia afectiva en niños.
Que por el contrario el grado de satisfacción obtenido sea muy elevado, sin apenas esfuerzo ni frustraciones, mientras que la siguiente etapa se prevea llena de dificultades y esfuerzos. Esto es observable por ejemplo en personas viudas cuyo matrimonio fue especialmente gratificante, y que no dan por terminada esta etapa, por más tiempo que pase tras el fallecimiento del cónyuge.
Que quien rodea a la persona esté, sutil pero eficazmente, trabajando en contra del paso de página. Como ocurre a veces con la familia cuando uno de sus miembros tantea la posibilidad de emanciparse.
EN EL CASO DE QUE SEPAS PASAR PÁGINA
Cuando se es capaz de cerrar una etapa en la vida, a pesar de que indudablemente duele pensar que nunca más volverá, y de que es triste renunciar a los últimos objetivos que nos hubiera gustado alcanzar en ella, y pese a que siempre da algo de miedo el iniciar un nuevo período vital, entonces, nos dedicamos con ilusión a la "nueva página", y obtenemos en ella los mejores resultados.
Así nos sentimos protagonistas de nuestra propia historia (magnífica vacuna contra la depresión), dedicamos a ello todas nuestras energías (forma ideal de soltar ansiedad), y somos capaces de construir en nosotros mismos una nueva persona (es decir, maduramos).
A ello nos ayudará:
Un entorno que no frene, sino que aliente, los cambios y el gusto por la aventura.
Una experiencia anterior, positiva, en cerrar y abrir otras etapas.
Un cierto grado de satisfacción, aunque no sea toda la que hubiésemos deseado, en la etapa que se abandona, y unas mínimas expectativas de éxito en la próxima.
Cierto grado de flexibilidad ideológica, es decir, de capacidad para relativizar las cosas, para imaginar formas alternativas de funcionar en la vida, etc.
Pero desgraciadamente, la educación que hemos recibido las personas que pasamos de los treinta años, tanto a nivel académico como a través de las enseñanzas que nos llegan de la sociedad en general, con sus "verdades inmutables", su clasificación rígida entre lo correcto y lo incorrecto, y con su cerrazón ante lo que sea alternativo, o simplemente diferente, no favorece precisamente la facilidad de pasar página.
Muchos son los campos de la vida en los que hemos de enfrentarnos a esta difícil tarea, y muy interesante sería que pudiéramos reflexionar sobre todos ellos. Pero ya que el espacio es limitado, lo haremos sobre los siguientes:
Relaciones familiares
El hombre es un ser social y familiar por naturaleza, y durante toda su vida, de una forma u otra según las culturas, mantiene contactos familiares. Pero es evidente que estas relaciones deben cambiar con el paso del tiempo, que debemos aplicar el "paso de página", en muchas ocasiones en lo que a familia se refiere.
Así, debemos hacerlo cuando hemos de despedirnos de la relación infantil que teníamos con nuestros padres, de la relación de dependencia y de protección de los primeros años de la vida. Y nuevamente cuando al formar pareja o al emanciparnos, dejamos de tener con ellos un contacto de convivencia diaria.
Un nuevo trauma llegará, ya siendo padres, cuando sean nuestros hijos los que dejen atrás su niñez, y luego el hogar familiar, y nos tengamos que enfrentar a la sensación de no serles imprescindibles.
Aún más duro será el momento de despedirnos para siempre de nuestros ancianos abuelos, tíos y padres.
El ser rabiosamente sincero en la exposición de nuestros sentimientos, el no renunciar a ser uno mismo aunque nuestros familiares pongan mala cara, el tener una red de apoyos afectivos al margen de la familia, y el no dejarse atrapar por los excesivos deseos de cuidarnos que tienen nuestros familiares, o por nuestra propia tendencia a ser cuidados primero y cuidadores después, es el secreto para poder pasar de una etapa a otra, en este capítulo de la vida.
Relaciones amorosas
Difícil es en el terreno amoroso no tener, antes o después, que pasar página. Bien porque nos abandonen, bien porque entendamos que debemos cambiar de pareja. O al menos cuando tenemos que renunciar de corazón a que nuestra pareja sea exactamente como a nosotros nos gustaría.
Pero si queremos disfrutar realmente de esos aspectos, en los que sí nos llena nuestro actual compañero/a, o de esa nueva pareja que estamos formando, necesariamente debemos hacer balance, extraer enseñanzas, "apretar los puños", echar unas lágrimas y olvidar la antigua relación.
Solo a partir de ahí el corazón queda listo para enamorarse de nuevo, para fantasear con fundirse con el otro, para esperar que nos llene totalmente.
Quien no es capaz de dar por terminada la antigua relación, caerá en continuas comparaciones, en dudas interminables sobre sus propios sentimientos, en miedos a equivocarse en la relación, y padecerá de una evidente falta de ilusión.
ESTEBAN CAÑAMARES
PSICÓLOGO Y SEXÓLOGO
TF. 680 133 864
www.epecpsicologos.com
Reconocer tus sentimientos, llorar por lo que pierdes, "apretar los puños", e ilusionarte con lo que te queda por vivir, son las claves para que puedas "pasar página".
Cualquier adulto capaz de leer estas líneas, tiene ya, o al menos eso se supone, la experiencia de haber "pasado página" en algún capítulo de la vida.
¿Te acuerdas cuando soñabas con ser súper-man, y vencer a los malos, o quizás con ser el descubridor de la solución definitiva del cáncer, y con ello recibir los máximos honores de la ciencia, o tal vez con ser más guapa y atractiva que Sisi emperatriz, y provocar la admiración de los hombres más apuestos?
Pero con mayor o menor conciencia de ello, todos hemos abandonado estas maravillosas fantasías, propias de la niñez, y nos adentramos a partir de cierto momento, más bien indefinido, en el mundo tormentoso, pero también apasionante de la adolescencia.
Decir ¡adiós!, de corazón, sin reservas, a una etapa de nuestra vida, a un determinado tipo de relación, a una situación vivida, y lanzarnos de lleno a vivir la siguiente etapa, la próxima relación, la nueva situación, y hacerlo sin reservas, sin excesivas añoranzas, y sin ningún deseo oculto de permanecer en el pasado; a esto le llamamos "PASAR PÁGINA".
Y la necesidad de hacerlo, llega, inevitablemente, queramos o no.
El paso de la niñez a la adolescencia, de esta a la edad madura, y de aquí a la tercera edad, y de aquí a..... Sí porqué no decirlo, luego hay que saber decir el gran ¡adiós!
Y con el cambio de edad, llegan los cambios en la relación con la familia que nos ha dado la vida, las despedidas de los compañeros de clase, o de trabajo, las pérdidas de amigos, los cambios de pareja, los problemas de salud y un largo etcétera.
La necesidad de saber pasar página nos incumbe a todos.
SI NO SABES PASAR PÁGINA
No es necesario especular qué consecuencias tiene el no saber pasar página en la vida, pues los casos reales de personas aún enganchadas en etapas anteriores son numerosos, y fácilmente observables, al menos desde la consulta de un psicólogo.
Son personas incapaces de vivir intensamente la etapa que les corresponde, mediocres en la realización de sus tareas, e infelices a la hora de saborear las partes positivas, del momento vital en el que se encuentran. Se tornan tristes, añorantes, y depresivos, cada vez que su corazón revisa el pasado, (casi siempre).
Y es que, si no cerramos página de verdad, de corazón, nuestro cerebro seguirá trabajando secretamente para conseguir aquél viejo sueño, para mantener aquella antigua situación, en lugar de hacerlo para obtener mejores resultados en la tarea presente.
Además nuestra vida emocional, el corazón si se me permite, tiene sus leyes, y así, no puede disfrutar de cuidar si aún se aspira a ser solo cuidado, no se puede querer intensamente si todavía se aspira a volver con el anterior objeto de deseo, se es incapaz de mandar y decidir si todavía se añora la etapa en la que todo se lo daban a uno decidido, se es incapaz de disfrutar de una edad avanzada si todavía se aspira a tener el vigor y la fuerza de la juventud.
Solo la dedicación plena y entusiasta a una tarea, nos permite obtener en ella los mejores resultados, y verdaderos niveles de satisfacción, y ello a condición de que el 100% de nuestros recursos intelectuales y emocionales, estén comprometidos en esa tarea, renunciando pues a las anteriores.
Pero uno o varios de los siguientes factores, pueden darse para que la persona tenga serias dificultades en "pasar la página de su vida":
Que en la etapa anterior no se haya alcanzado un mínimo de satisfacción, como para darla por terminada, como ocurre en algunos casos de evidente carencia afectiva en niños.
Que por el contrario el grado de satisfacción obtenido sea muy elevado, sin apenas esfuerzo ni frustraciones, mientras que la siguiente etapa se prevea llena de dificultades y esfuerzos. Esto es observable por ejemplo en personas viudas cuyo matrimonio fue especialmente gratificante, y que no dan por terminada esta etapa, por más tiempo que pase tras el fallecimiento del cónyuge.
Que quien rodea a la persona esté, sutil pero eficazmente, trabajando en contra del paso de página. Como ocurre a veces con la familia cuando uno de sus miembros tantea la posibilidad de emanciparse.
EN EL CASO DE QUE SEPAS PASAR PÁGINA
Cuando se es capaz de cerrar una etapa en la vida, a pesar de que indudablemente duele pensar que nunca más volverá, y de que es triste renunciar a los últimos objetivos que nos hubiera gustado alcanzar en ella, y pese a que siempre da algo de miedo el iniciar un nuevo período vital, entonces, nos dedicamos con ilusión a la "nueva página", y obtenemos en ella los mejores resultados.
Así nos sentimos protagonistas de nuestra propia historia (magnífica vacuna contra la depresión), dedicamos a ello todas nuestras energías (forma ideal de soltar ansiedad), y somos capaces de construir en nosotros mismos una nueva persona (es decir, maduramos).
A ello nos ayudará:
Un entorno que no frene, sino que aliente, los cambios y el gusto por la aventura.
Una experiencia anterior, positiva, en cerrar y abrir otras etapas.
Un cierto grado de satisfacción, aunque no sea toda la que hubiésemos deseado, en la etapa que se abandona, y unas mínimas expectativas de éxito en la próxima.
Cierto grado de flexibilidad ideológica, es decir, de capacidad para relativizar las cosas, para imaginar formas alternativas de funcionar en la vida, etc.
Pero desgraciadamente, la educación que hemos recibido las personas que pasamos de los treinta años, tanto a nivel académico como a través de las enseñanzas que nos llegan de la sociedad en general, con sus "verdades inmutables", su clasificación rígida entre lo correcto y lo incorrecto, y con su cerrazón ante lo que sea alternativo, o simplemente diferente, no favorece precisamente la facilidad de pasar página.
Muchos son los campos de la vida en los que hemos de enfrentarnos a esta difícil tarea, y muy interesante sería que pudiéramos reflexionar sobre todos ellos. Pero ya que el espacio es limitado, lo haremos sobre los siguientes:
Relaciones familiares
El hombre es un ser social y familiar por naturaleza, y durante toda su vida, de una forma u otra según las culturas, mantiene contactos familiares. Pero es evidente que estas relaciones deben cambiar con el paso del tiempo, que debemos aplicar el "paso de página", en muchas ocasiones en lo que a familia se refiere.
Así, debemos hacerlo cuando hemos de despedirnos de la relación infantil que teníamos con nuestros padres, de la relación de dependencia y de protección de los primeros años de la vida. Y nuevamente cuando al formar pareja o al emanciparnos, dejamos de tener con ellos un contacto de convivencia diaria.
Un nuevo trauma llegará, ya siendo padres, cuando sean nuestros hijos los que dejen atrás su niñez, y luego el hogar familiar, y nos tengamos que enfrentar a la sensación de no serles imprescindibles.
Aún más duro será el momento de despedirnos para siempre de nuestros ancianos abuelos, tíos y padres.
El ser rabiosamente sincero en la exposición de nuestros sentimientos, el no renunciar a ser uno mismo aunque nuestros familiares pongan mala cara, el tener una red de apoyos afectivos al margen de la familia, y el no dejarse atrapar por los excesivos deseos de cuidarnos que tienen nuestros familiares, o por nuestra propia tendencia a ser cuidados primero y cuidadores después, es el secreto para poder pasar de una etapa a otra, en este capítulo de la vida.
Relaciones amorosas
Difícil es en el terreno amoroso no tener, antes o después, que pasar página. Bien porque nos abandonen, bien porque entendamos que debemos cambiar de pareja. O al menos cuando tenemos que renunciar de corazón a que nuestra pareja sea exactamente como a nosotros nos gustaría.
Pero si queremos disfrutar realmente de esos aspectos, en los que sí nos llena nuestro actual compañero/a, o de esa nueva pareja que estamos formando, necesariamente debemos hacer balance, extraer enseñanzas, "apretar los puños", echar unas lágrimas y olvidar la antigua relación.
Solo a partir de ahí el corazón queda listo para enamorarse de nuevo, para fantasear con fundirse con el otro, para esperar que nos llene totalmente.
Quien no es capaz de dar por terminada la antigua relación, caerá en continuas comparaciones, en dudas interminables sobre sus propios sentimientos, en miedos a equivocarse en la relación, y padecerá de una evidente falta de ilusión.
ESTEBAN CAÑAMARES
PSICÓLOGO Y SEXÓLOGO
TF. 680 133 864
www.epecpsicologos.com