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margaly
03-jul-2007, 08:41
La UE pone un filtro al fraude de los alimentos ’saludables’

Los excesos publicitarios de la industria alimentaria ya tienen fecha de caducidad. Hoy entra en vigor un reglamento europeo que establece nuevas reglas de juego para la promoción con etiquetas saludables y que obligará a cambiar de apellido a cientos de productos. El sector de la alimentación dispondrá de tres años –un plazo considerado excesivo por las asociaciones de consumidores– para adaptarse a la normativa. Productos como yogures con bífidus, leche con Omega-3 o galletas con fibra y L-Carnitina ya no podrán anunciar sus poderes preventivos o curativos si no lo han probado antes científicamente y han obtenido los permisos oportunos.

MENSAJES ENGAÑOSOS

El reglamento, que ha tenido una larga gestación de tres años por las presiones de la industria, deja claro que no bastará con el certificado de cualquier experto, sea o no independiente. Los productos tendrán que pasar un exhaustivo control y recibir la autorización previa de la agencia de seguridad alimentaria de cada país. En España, este organismo depende del Ministerio de Sanidad y Consumo, por lo que la última palabra la tendrá al final el Gobierno.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA) advirtió de que se eliminarán los mensajes engañosos o confusos y se exigirá que los compuestos funcionales (con vitaminas, antioxidantes, ácidos grasos, fibras y sustancias terapéuticas) estén presentes en la proporción necesaria para lograr el efecto buscado.

Tampoco se podrá usar el término light sin justificarlo. Los productos ligeros deberán especificar por qué lo son. “Por ejemplo, las patatas light, a la vez que se promocionen como ligeras en grasa, deberán añadir la cantidad de sal que contienen. O los caramelos 0% en grasa deberán incluir en el mismo tipo de letra la cantidad de azúcar que los puede convertir en un producto perjudicial”, explicó Alfredo Martínez, presidente de la Federación Española de Sociedades de Alimentación, Nutrición y Dietética.

SE SALVAN 50 PRODUCTOS

Actualmente se comercializan en España más de 200 alimentos funcionales, que triunfan en los supermercados con recetas sencillas que basan el cuidado de la salud en la ingesta de apetitosos preparados con reclamos como ayudas a tus defensas, reduces tu grasa corporal o cubres el 50% de tus necesidades de fruta y verdura. En otros casos, usan lemas que nadie sabe qué significan exactamente.

“El reglamento hará una criba de los alimentos funcionales, con componentes como fitoetrógenos y fitoesteroles, flucto-oligosacáridos, polifenoles o ácidos grasos omega 3. Apenas 50, una cuarta parte de los actuales, tendrán de momento una puntuación positiva”, coincidieron Joan Quiles, de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, y Javier Aranceta, profesor de Salud Pública y Nutrición de la Universidad de Navarra. “Los etiquetados deben precisar las cantidades recomendadas para cada etapa de la vida, dentro de una dieta equilibrada. Hay que tener en cuenta que no funcionan igual en todas las personas”, subrayó Isabel Polanco, jefa de Nutrición del hospital La Paz de Madrid.

La AESA prevé que la nueva normativa saque a la luz los alimentos que realmente funcionan, premiando a quien innove y trabaje bien y sancionando a los que la incumplan. “Dentro de tres años, el mercado estará más claro”, apuntó Pilar Velázquez, responsable de derecho alimentario de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas. “El reglamento es positivo. Dará una mayor seguridad jurídica”, agregó.

CONSUMIDORES DESCONTENTOS

Las asociaciones de consumidores centran sus crítica en este amplio plazo de tres años dado a la industria para probar los beneficios de los alimentos funcionales, el de dos años para que los considerados light o bajos en brasa se adapten a las nuevas exigencias, y el de hasta 15 años para que cambien de nombre marcas o denominaciones comerciales que dan a entender efectos saludables, como ocurrió con los productos bio.

La OCU y la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), concluyen en sus análisis de alimentos funcionales que la aportación de estos elementos es mínima o exagerada. “El reglamento puede acabar con la actual selva, pero se ha plegado a los intereses de la industria y está lleno de carencias”, advirtió Yolanda Quintana, portavoz de la CEACCU.

Quintana denunció que se ha descafeinado el texto y se han legalizado declaraciones genéricas y de funciones psicológicas (te pone las pilas) y de propiedades curativas (bueno para tu digestión) que no se pueden probar científicamente.

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