futbolvegetariano
02-feb-2010, 15:40
EL ZOO DEL SIGLO XXI / JUAN MANUEL ROJAS
El misionero del balón
Tras enseñar técnicas malabares de fútbol a niños hindúes durante 19 años, este español pide justicia por todo el mundo por la expropiación de su escuela
DANIEL UTRILLA. CORRESPONSAL
Moscú
El día que Juan Manuel Rojas comenzó a pasearse por Madrid con un balón pegado a la coronilla, su familia asumió que el fútbol se le había subido definitivamente a la cabeza.
Con la naturalidad de quien se cala un sombrero, Juan Manuel ha paseado su bicefalia por los lugares más insospechados: dentro de un avión, en el Camp Nou (donde en 1972 interrumpió un entrenamiento) e incluso en la catedral de la Almudena de Madrid, donde se internó hasta el púlpito en medio de una misa para reclamar ayudas para los países pobres. «El cura me quitó el balón de la cabeza», recuerda este granadino de 62 años.
«Sólo me ha faltado saltar a un Madrid-Barça y a una plaza de toros», confiesa a EL MUNDO en Moscú, una etapa más de su campaña de denuncia contra la violencia empleada por el gobierno local de Haridwar (India), que lo privó por las malas y sin orden judicial de la escuela de fútbol que dirigía con su amigo Antonio Campaña Padilla (al que golpearon en la cara). Aquel expolio de su terreno de juego (que compró en 1997 por 40.000 euros) lo llevó a declararse en huelga de hambre y a exigir justicia ante las embajadas indias de todo el mundo con la ayuda de su hermano Manolo, que dirige su campaña.
Juan Manuel ha llegado a desnudarse ante la embajada de la India en Madrid. «Por esta causa soy capaz de ir a Siberia y quitarme allí la ropa», confiesa.
Desde que lo expulsaron por roja directa de su paraíso terrenal, Juan Manuel sufre el marcaje del parkinson, pese a lo cual demuestra una pericia inaudita para pasear por la Plaza Roja con el balón como único gorro.
Como una segunda cabeza, como una aureola de Santo o un chichón aerostático, el balón ha gobernado la mente de este granadino desde que en 1967, a los 19 años, se le apareció su maestro, Manuel Fernández Del Pozo, en la Ciudad Universitaria. «Cuando vi cómo cogía el balón del suelo, se lo echaba en la frente y salía corriendo con él, me dije, uy, aquí hay algo nuevo. Voy a investigar. Porque yo desde pequeñito he sido muy curioso», añade.
En su libro Solfeo para aprender a tocar bien el balón, Del Pozo abogaba por un «fútbol artístico, no violento y muy espectacular, pero también muy sacrificado», explica Juan Manuel, que trasladó aquel fútbol malabar a la India en 1988 con un sueño en mente tan hinchado como su balón: formar cantera y convertir a la India en campeona del mundo.
Durante 17 años compatibilizó su profesión de controlador aéreo con su labor misionera en la India, país al que se trasladó definitivamente en 2005.
Su marcha ha dejado huérfanos a más de 1.200 niños que aprendieron de su mano (y de su pie) a correr con el balón posado en la cabeza, a pasárselo «al primer toque a ras de suelo, a media altura y altura completa» y a devolverlo «con la espalda, los hombros, el tacón, el exterior y la cabeza», señala.
«Los futbolistas del futuro tienen que ser auténticos malabaristas», sentencia este forofo del vegetarianismo y de la no violencia que pone la otra la pantorrilla cuando le hacen una entrada. «Si uno lesiona por ejemplo a Cristiano Ronaldo el agresor tendría que estar de baja tanto tiempo como él», exclama este jedi del balón, que ya construye en Argentina una nueva escuela. Porque a Juan Manuel nadie podrá sacarle el fútbol de la cabeza.
LO DICHO Y HECHO
«Sospecho que los futbolistas del futuro tendrán que ser auténticos malabaristas»
1947: Nace en Granada. 1976: Participa como instructor de fútbol en el programa de TVE 'Los niños no son tan niños'. 1988: Se traslada a la India y empieza su proyecto de 'fútbol futuro'. 1996: Cofunda la ONG 'F.V.P.R.P'. 2007: El gobierno de Haridwar se apropia ilegalmente de su campo de fútbol. 2008: Comienza una huelga de hambre. 2009: Inicia una campaña de denuncia por todo el mundo.
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El misionero del balón
Tras enseñar técnicas malabares de fútbol a niños hindúes durante 19 años, este español pide justicia por todo el mundo por la expropiación de su escuela
DANIEL UTRILLA. CORRESPONSAL
Moscú
El día que Juan Manuel Rojas comenzó a pasearse por Madrid con un balón pegado a la coronilla, su familia asumió que el fútbol se le había subido definitivamente a la cabeza.
Con la naturalidad de quien se cala un sombrero, Juan Manuel ha paseado su bicefalia por los lugares más insospechados: dentro de un avión, en el Camp Nou (donde en 1972 interrumpió un entrenamiento) e incluso en la catedral de la Almudena de Madrid, donde se internó hasta el púlpito en medio de una misa para reclamar ayudas para los países pobres. «El cura me quitó el balón de la cabeza», recuerda este granadino de 62 años.
«Sólo me ha faltado saltar a un Madrid-Barça y a una plaza de toros», confiesa a EL MUNDO en Moscú, una etapa más de su campaña de denuncia contra la violencia empleada por el gobierno local de Haridwar (India), que lo privó por las malas y sin orden judicial de la escuela de fútbol que dirigía con su amigo Antonio Campaña Padilla (al que golpearon en la cara). Aquel expolio de su terreno de juego (que compró en 1997 por 40.000 euros) lo llevó a declararse en huelga de hambre y a exigir justicia ante las embajadas indias de todo el mundo con la ayuda de su hermano Manolo, que dirige su campaña.
Juan Manuel ha llegado a desnudarse ante la embajada de la India en Madrid. «Por esta causa soy capaz de ir a Siberia y quitarme allí la ropa», confiesa.
Desde que lo expulsaron por roja directa de su paraíso terrenal, Juan Manuel sufre el marcaje del parkinson, pese a lo cual demuestra una pericia inaudita para pasear por la Plaza Roja con el balón como único gorro.
Como una segunda cabeza, como una aureola de Santo o un chichón aerostático, el balón ha gobernado la mente de este granadino desde que en 1967, a los 19 años, se le apareció su maestro, Manuel Fernández Del Pozo, en la Ciudad Universitaria. «Cuando vi cómo cogía el balón del suelo, se lo echaba en la frente y salía corriendo con él, me dije, uy, aquí hay algo nuevo. Voy a investigar. Porque yo desde pequeñito he sido muy curioso», añade.
En su libro Solfeo para aprender a tocar bien el balón, Del Pozo abogaba por un «fútbol artístico, no violento y muy espectacular, pero también muy sacrificado», explica Juan Manuel, que trasladó aquel fútbol malabar a la India en 1988 con un sueño en mente tan hinchado como su balón: formar cantera y convertir a la India en campeona del mundo.
Durante 17 años compatibilizó su profesión de controlador aéreo con su labor misionera en la India, país al que se trasladó definitivamente en 2005.
Su marcha ha dejado huérfanos a más de 1.200 niños que aprendieron de su mano (y de su pie) a correr con el balón posado en la cabeza, a pasárselo «al primer toque a ras de suelo, a media altura y altura completa» y a devolverlo «con la espalda, los hombros, el tacón, el exterior y la cabeza», señala.
«Los futbolistas del futuro tienen que ser auténticos malabaristas», sentencia este forofo del vegetarianismo y de la no violencia que pone la otra la pantorrilla cuando le hacen una entrada. «Si uno lesiona por ejemplo a Cristiano Ronaldo el agresor tendría que estar de baja tanto tiempo como él», exclama este jedi del balón, que ya construye en Argentina una nueva escuela. Porque a Juan Manuel nadie podrá sacarle el fútbol de la cabeza.
LO DICHO Y HECHO
«Sospecho que los futbolistas del futuro tendrán que ser auténticos malabaristas»
1947: Nace en Granada. 1976: Participa como instructor de fútbol en el programa de TVE 'Los niños no son tan niños'. 1988: Se traslada a la India y empieza su proyecto de 'fútbol futuro'. 1996: Cofunda la ONG 'F.V.P.R.P'. 2007: El gobierno de Haridwar se apropia ilegalmente de su campo de fútbol. 2008: Comienza una huelga de hambre. 2009: Inicia una campaña de denuncia por todo el mundo.
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