Préssec
16-oct-2009, 12:23
En 1904, Fred Warren, editor del periódico socialista Appeal to Reason, encargó a Upton Sinclair (http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sinclair.htm) un reportaje sobre las malas prácticas de la industria alimentaria que posteriormente se convertiría en la novela La jungla, que se convirtió en un éxito de ventas sin precedentes y provocó un enorme revuelo internacional. Como consecuencia, Roosevelt recibió al autor en la Casa Blanca y puso en marcha leyes para asegurar la calidad de los alimentos para el consumo humano. Los dientes del dragón, un alegato contra el nazismo, obtuvo el Premio Pulitzer en 1943.
Os dejo unos párrafos del libro. La novela me ha impactado mucho y recomiendo su lectura. Han pasado más de 100 años y para los animales no humanos apenas si ha habido algún cambio. Para los animales humanos algo si se ha mejorado, por lo menos para los del primer mundo.
UPTON SINCLAIR: La Jungla II. Ediciones Orbis, Barcelona: 1977
© 1905 – 1906 by Upton Sinclair
(el protagonista ha cometido su primer robo con agresión y nefastos resultados para la víctima)
Por ser aquella su primera experiencia, Jurgis no pudo menos de sentir aflicción, como es natural, al conocer sus resultados. Duane, sin embargo, lo tomó muy a la ligera: riendo. Eran –dijo– las reglas del juego, y había que admitirlas. Pronto Jurgis no daría a eso mayor importancia que se da en los mataderos al sacrificio de una res. pág. 91
-------------------
Jurgis tenía aún presente la impresión de crueldad y salvajismo que había obtenido, durante su primera visita a los mataderos, del sacrificio de un cerdo. Tras presenciarlo, había abandonado el establecimiento dichoso de no pertenecer a aquella especie. Pero Ostrisnki le demostró que los conserveros habían sacado de él exactamente el mismo beneficio que obtenían de uno de sus puercos. De la misma manera que ninguna reflexión se dedicaba a los sentimientos y el padecer de los cerdos, tampoco los obreros, ni los consumidores de la carne sacrificada, inspiraban el menor reparo. (…) La propia ferocidad y crudeza del trabajo de matarife debían de guardar cierta relación con ello, y ésta no podía ser otro que el hecho de que para los conserveros cien vidas humanas no alcanzaban a compesar diez centavos de beneficios. pág 157.
-------------------
- Y a este provenir de ilimitados recursos de nutrición – añadió al cabo – unan el último descubrimiento de los fisiólogos, según el cual la mayoría de las afecciones que aquejan el organismo humano proceden de un exceso de alimentación. Y no sólo eso; también se ha demostrado que la carne es un elemento dietéticamente superfluo, siendo evidente que su producción es más trabajosa que la de los alimentos vegetales, amén de menos grata de preparar y manipular y, además, más propensa a las infecciones. Pero ¿qué importa eso – añadió sardónicamente – si es mayor la satisfacción que procura al paladar?
- ¿qué haría el socialismo para alterar esas cosas? – indagó la universitaria en su primera intervención en la velada
- En tanto persista el esclavismo salaria – respondió el doctor Schliemann - , siempre, por más degradante y repulsiva que sea una labor, se encontrará alguien dispuesto a realizarla. (…) De idéntica manera, y conforme los miembros de nuestra sociedad industrial vayan refinando sus gustos, el coste de los productos de matadero se verá incrementado año a año, hasta que por último, los que desee comer carne se verán obligados a sacrificar ellos mismos la res; ¿y cuánto tiempo creen ustedes que sobreviviría ese hábito en tales condiciones? (pág. 186)
http://farm4.static.flickr.com/3216/3083695944_93b5d2fbf9.jpg
Os dejo unos párrafos del libro. La novela me ha impactado mucho y recomiendo su lectura. Han pasado más de 100 años y para los animales no humanos apenas si ha habido algún cambio. Para los animales humanos algo si se ha mejorado, por lo menos para los del primer mundo.
UPTON SINCLAIR: La Jungla II. Ediciones Orbis, Barcelona: 1977
© 1905 – 1906 by Upton Sinclair
(el protagonista ha cometido su primer robo con agresión y nefastos resultados para la víctima)
Por ser aquella su primera experiencia, Jurgis no pudo menos de sentir aflicción, como es natural, al conocer sus resultados. Duane, sin embargo, lo tomó muy a la ligera: riendo. Eran –dijo– las reglas del juego, y había que admitirlas. Pronto Jurgis no daría a eso mayor importancia que se da en los mataderos al sacrificio de una res. pág. 91
-------------------
Jurgis tenía aún presente la impresión de crueldad y salvajismo que había obtenido, durante su primera visita a los mataderos, del sacrificio de un cerdo. Tras presenciarlo, había abandonado el establecimiento dichoso de no pertenecer a aquella especie. Pero Ostrisnki le demostró que los conserveros habían sacado de él exactamente el mismo beneficio que obtenían de uno de sus puercos. De la misma manera que ninguna reflexión se dedicaba a los sentimientos y el padecer de los cerdos, tampoco los obreros, ni los consumidores de la carne sacrificada, inspiraban el menor reparo. (…) La propia ferocidad y crudeza del trabajo de matarife debían de guardar cierta relación con ello, y ésta no podía ser otro que el hecho de que para los conserveros cien vidas humanas no alcanzaban a compesar diez centavos de beneficios. pág 157.
-------------------
- Y a este provenir de ilimitados recursos de nutrición – añadió al cabo – unan el último descubrimiento de los fisiólogos, según el cual la mayoría de las afecciones que aquejan el organismo humano proceden de un exceso de alimentación. Y no sólo eso; también se ha demostrado que la carne es un elemento dietéticamente superfluo, siendo evidente que su producción es más trabajosa que la de los alimentos vegetales, amén de menos grata de preparar y manipular y, además, más propensa a las infecciones. Pero ¿qué importa eso – añadió sardónicamente – si es mayor la satisfacción que procura al paladar?
- ¿qué haría el socialismo para alterar esas cosas? – indagó la universitaria en su primera intervención en la velada
- En tanto persista el esclavismo salaria – respondió el doctor Schliemann - , siempre, por más degradante y repulsiva que sea una labor, se encontrará alguien dispuesto a realizarla. (…) De idéntica manera, y conforme los miembros de nuestra sociedad industrial vayan refinando sus gustos, el coste de los productos de matadero se verá incrementado año a año, hasta que por último, los que desee comer carne se verán obligados a sacrificar ellos mismos la res; ¿y cuánto tiempo creen ustedes que sobreviviría ese hábito en tales condiciones? (pág. 186)
http://farm4.static.flickr.com/3216/3083695944_93b5d2fbf9.jpg