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Snickers
16-oct-2009, 02:51
http://masalladelaespecie.wordpress.com/2009/08/02/la-responsabilidad-colectiva-en-la-explotacion-de-los-animales/


La responsabilidad colectiva en la explotación de los animales
Escrito por Oscar Horta / 2 Agosto 2009


En una entrada anterior
http://masalladelaespecie.wordpress.com/2009/05/09/algunas-cifras-mas/
de este blog se indicó que incluso aunque el uso de animales no humanos llegue a cifras absolutamente abrumadoras, es muy importante que esto no nos lleve a la conclusión de que no hay nada que hacer, puesto que si podemos evitar que al menos un animal sea explotado eso ya significará un cambio para él. Y en realidad podemos aspirar a evitar que un número muy considerable de animales sea explotado cambiando nuestro estilo de vida y evitando su consumo.

Ahora bien, ante esto se puede apuntar que nuestra influencia como consumidores no se da de ese modo. El hecho de que un día no comamos un animal no va a hacer automáticamente que ese u otro animal se salve. Ello, podría pensarse, hace que no seamos en último término responsables de que se explote a ese animal, pues tal explotación va a tener lugar independientemente del modo en que actuemos. Aquí voy a presentar algunas razones para rechazar que ello sea así.

Empecemos por lo que toca a la responsabilidad. Nuestra acción individual forma parte de una acción colectiva que es la que puede ocasionar que se explote a los animales no humanos. Pero esto no nos exime de responsabilidad como individuos. Pondré un ejemplo. Supongamos que alguien muere porque recibe dos disparos al corazón. Cualquiera de estos disparos sería suficiente para acabar con su vida. Cada uno de esos disparos es realizado por un individuo distinto. Supongamos que uno de los individuos que dispara afirma que él no es responsable en la muerte de la víctima, dado que aun si él no disparase esta moriría. Y supongamos que el otro individuo afirma lo mismo. Si aceptamos ambas afirmaciones, la conclusión sería que nadie habría sido responsable de la muerte de la víctima. Sin embargo, esta solución no parece tener sentido. El hecho es que no pueden ser privados de responsabilidad en conjunto. De manera que tienen una responsabilidad colectiva de la que participan ambos. (Un artículo clásico sobre este tema es el de Jonathan C. B. Glover, “It Makes No Difference whether or Not I Do It,” Proceeedings of the Aristotelian Society, Supplement 49, 1975, 171–90). Lo mismo sucede, aunque ello ocurra de un modo más complejo, claro, en el caso del consumo de animales no humanos.

Por otra parte, el hecho es que, en una situación en la que la explotación de los animales no está apoyada por subvenciones, a partir de un cierto margen una disminución en la demanda provoca una reducción del número de animales utilizado. (Dos artículos en inglés que explican esto son Does Vegetarianism Make a Difference?
http://go2.wordpress.com/?id=725X1342&site=masalladelaespecie.wordpress.com&url=http%3A%2F%2Fwww.utilitarian-essays.com%2Fvegetarianism.html
por Alan Dawrst y, con más detalle, Expected Utility, Contributory Causation, and Vegetarianism,
http://go2.wordpress.com/?id=725X1342&site=masalladelaespecie.wordpress.com&url=http%3A%2F%2Fwww.veganoutreach.org%2Fenewslett er%2Fthresholds.pdf
por Gaverick Matheny).

En una situación en la que la explotación de los animales esté apoyada con subvenciones, la situación cambia, pero no necesariamente tanto como para privar totalmente a la demanda de su capacidad de influir realmente en la explotación animal. Lo que sucede en un caso así es que el margen a partir del cual el número de animales explotados disminuye es mayor (o considerablemente mayor, si se prefiere, según el caso). Esto es, que el consumo de animales tiene que reducirse más para que ello ocurra. Pero si se reduce lo suficiente, la disminución en el número de animales se dará. Si la demanda del consumo de animales bajase de forma espectacular, las ayudas no evitarían la disminución de su explotación.

Más aun, consideremos lo que ocurre cuando la demanda del uso de animales se reduce aunque no lo suficiente como para que las subvenciones no sigan manteniendo su explotación a niveles similares. Ante esto, podría decirse que el abandono del consumo de animales es inútil y que lo que resulta realmente necesario para acabar con la explotación de estos es la acción en el plano político y/o legislativo para acabar con las subvenciones. Sólo algo así, se afirmaría, terminaría con la explotación de los animales no humanos. Esto, sin embargo, no es realmente correcto. Incluso si aceptásemos tal argumento, sería la lucha contra esas subvenciones y la disminución del uso de animales no humanos lo que terminaría con tal explotación.

(Obsérvese que este argumento rechaza todo planteamiento dogmático de la cuestión, acepta que distintos factores pueden intervenir a la hora de lograr nuestros objetivos. Mi opinión al respecto, de cualquier forma, es la que sigue. Dada la actual situación, en la que el desarrollo del movimiento antiespecista es mínimo y el grado de concienciación sobre los daños padecidos por los animales es nulo, parece práctico centrarse en desarrollar este movimiento. Tal desarrollo vendrá acompañado progresivamente de una mayor capacidad de comunicación al público general, y ello podrá suponer la disminución de la demanda arriba aludida. Y, si necesitamos combatir las subvenciones, con un movimiento desarrollado será mucho más factible hacerlo).