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nitta
25-dic-2008, 23:48
Está encerrado en una jaula. Su tamaño no es importante, ni el de la jaula ni el de su cuerpo. Está encerrado en una jaula. Dispone de comida regularmente y de agua fresca suficiente. Su lecho es confortable e incluso recibe frecuentes visitas al día, de gente buena que le habla y el ofrece su ración de cariño, pertinente para no enfermar de soledad. Está encerrado en una jaula y es otoño. De fuera le llegan voces que no ve pero entiende claramente porque le están convocando de un modo inconfundible, evocándole la libertad que no posee. Porque él está encerrado en una jaula.

De fuera vienen otras cosas: vienen olores de mil procedencias, los árboles, las cocinas vecinas, las faunas y las floras inmediatas y no tanto. Está encerrado en una jaula y no puede salir. También hay luces que le indican que es de día o de noche, le hablan del silencio de la oscuridad, del ajetreo de la luz. Sabe, sin embargo, además de intuir, que todo el mundo pleno está esperándole allá afuera, aguardándole a veces de la mano de una voluntaria que le abra el pestillo y lo saque a pasear. Entonces se vuelve loco de primaveras, aunque sea otoño, y ensaya el libre albedrío, aunque luego volverá a estar encerrado en una jaula. Volverá a estar encerrado en una jaula.

Él no sabe abrir el pestillo, deberá esperar a que le abran, e ilusionarse de que esta vez no sea temporalmente, deberá esperar que lo adopten, aguardar a que alguien -con un número que le garantize la libertad en un planeta de números-, responda por él, lo cuide y lo mime. Alguien sin el cual sólo es un perro encerrado en una jaula. Todo lo más un perro, una cosa que ladra y estorba, una mierda.

Está encerrado en una jaula porque es una mierda, porque tal vez jamás debió haber nacido, porque la vida en un planeta regido por seres humanos implica pertenecer a la especie adecuada, e incluso, en según qué territorios, a la raza adecuada, al sexo adecuado, a la clase social adecuada. Está encerrado en una jaula porque vale poco más que nada. Vale lo que una niña en China, lo que un negro en Rusia, lo que un pobre en New York.

Tiene dos fechas de caducidad, la una ya venció y por esa fecha fue abandonado en la calle, acaso rebuscó en los solares y las basuras algo de comida, se acurrucó junto a tuberías de agua caliente en las largas noches y persiguió a montones de personas, absolutamente extraviado, para que alguna le alimentara, le diera cobijo y cariño. Esa fecha primera, sin embargo, dependía de cuándo tomaran vacaciones sus antiguas cuidadoras, a partir del momento en el cual él pasaría a ser un estorbo, al igual que medio millón de animales anualmente sólo en España; pero la segunda fecha de caducidad es más severa, será la fecha límite en que, no habiendo sido adoptado, la perrera decida “dormirlo” con una “piadosa” inyección letal que le devuelva a su lugar en la nada, de donde nunca debió haber salido, al parecer. Nuestra ayuda a los animales contempla sin vacilación demostrarles con dichos y hechos que son mierda.

Entretanto, los establecimientos de mascotas, comerciando descontrolada y absurdamente con montones de cachorros de perro, alimentan los albergues del mundo, no sin antes garantizar un breve paréntesis de comodidad que esos animales tienen ( bajo el rigurosa condición de ser bonitos y graciosos, perdida esa condición, los animales son abandonados ), en casas particulares con gentuza aprendiza de personas, escoria de miopía profunda que no diferencian entre regalarse una botella de tinto y un ser vivo, necesitado de pocas pero importantes cosas. Los comercios de mascotas no debieran tener ni un sólo animal en sus instalaciones. Ni “doméstico” ni salvaje.

Por lo demás, él sigue encerrado en una jaula. No sabe, por supuesto que tiene esa segunda fecha grabada en algún lugar de su alma de can, pero la tiene. Mira con toda la tristeza que un ser encerrado puede mirar al exterior, con esa lenta pero constante destrucción de la moral que el encierro practica en todo lo que vive enclaustrado, con ese minar de la esperanza que acude a los seres sin opciones. Afuera está el mundo, llamándole en todas las lenguas posibles, y él quiere acudir, pero sólo le está permitido responder, preguntar, exigir más información, porque la libertad les está vetada a los animales con doble fecha. A los condenados. A los verdaderos parias de toda patria.


Xavier Bayle

Mowgli
27-dic-2008, 20:22
Jo, qué triste...:(

susanamaria
27-dic-2008, 21:05
Y que cierto...

blankita
09-ene-2009, 08:10
:(:(:(

k tristeza...infinita tristeza...