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Ver la versión completa : El verdadero sabor del chocolate



liebreblanca
13-ago-2008, 22:56
Extraido de "El libro negro de las marcas", recomendado por Akrata. A este paso no se que vamos a comer :( . La ignorancia da felicidad, pero la información es poder. Ahí lo dejo.
Su precio era de unos 25 euros por unidad. No mucho. Por eso Amadou Bamba, el dueño de
la plantación de cacao, se apuró a llevar dos. La primera de las mercancías compradas lleva
el nombre de Abou, la segunda, dice llamarse Adama. Abou y Adama tienen diez años.
Desde que fueron adquiridos por su actual dueño tres años atrás, ambos se desloman
trabajando en sus plantaciones junto con veinte niños más de entre ocho y catorce años de
edad. Trabajan siete días a la semana, desde las seis de la mañana hasta las nueve de la
noche, sin descanso.
Tres años atrás, un desconocido había encarado a los dos niños en la estación de
ómnibus de Sikasso, al sur de Malí, cerca de su pueblo natal. "Nos ofreció trabajo y dinero",
contaban Abou y Adama al periodista francés Sónke Giard.1 Y como los niños, que por
entonces tenían siete años, eran pobres, inexpertos y pasaban hambre, aceptaron la
propuesta. El tratante los llevó 800 km hasta una aldea llamada Toulé, en el centro de Costa
de Marfil, al oeste de África, y allí los vendió a Amadou Bamba, quien los envió a su
plantación de cacao sin pagarles un centavo.
Custodiados y asediados por perros, amenazados con látigos y machetes, los niños sudan
bajo un calor abrasador. Descalzos, hunden el arado en la tierra; al que se lastima le escupen
un poco sobre la herida. Después, vuelta al trabajo. "Jadean como si fueran viejos asmáticos,
con los ojos sin vida, con la cabeza gacha colgando entre los hombros caídos", cuenta Giard.
Cuando Abou intenta huir, lo castigan obligándolo a pasar el día entero al rayo del sol,
desnudo y con las manos atadas en la espalda. Después de la jornada de trabajo, obligan a
los otros niños a observar cómo Bamba lo azota con el "chicote".
Niños esclavos en las plantaciones de cacao
La agrupación de derechos humanos Terre des Hommes informó que hasta la fecha unos
20.000 niños provenientes de Malí fueron secuestrados y llevados a las plantaciones de
cacao de Costa de Marfil.2 Estos niños son golpeados, maltratados y explotados. "Lo que
ocurre allí se llama lisa y llanamente esclavitud", dice Pierre Poupard, quien está al frente de
UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) en Malí. "La mayoría ni siquiera
sabe de dónde proviene, menos que menos dónde está. Los que intentan escapar del horror
corren peligro de ser azotados o incluso asesinados por sus dueños."3
Entre 1441 y 1880, los distintos terratenientes coloniales europeos embarcaron como
esclavos a 60 millones de africanos, muchos de ellos a través de Costa de Marfil. La ex
colonia francesa se independizó en 1960. Sin embargo, con el tráfico de niños –se calculaque en África Occidental hay un total de 200.000 niños usados como mano de obra barata–
se ha desarrollado una nueva forma de esclavitud. Por paradójico que suene, la culpa la tiene
la riqueza del país: Costa de Marfil es el primer productor mundial de cacao.
Hambre de chocolate
Desde que Cristóbal Colón descargó en 1502 un saco lleno de granos de cacao en la corte
española, el chocolate se convirtió en el dulce más popular de Europa. Casi la mitad de los
dulces y las golosinas contienen chocolate. En Europa Central, cada año se consumen entre
nueve y diez kilos de chocolate puro por cabeza. Esto equivale a casi dos barras de 100
gramos por semana por persona.4 Y eso sin contar las pastas untables y las bebidas hechas
con cacao.
El producto final se elabora en su mayor parte en los Estados Unidos y en Europa. Con
260.000 toneladas de cacao procesado, Alemania se ubica en tercer lugar, detrás de Holanda
y de EE.UU. En 1998 hubo una producción de más de 700.000 toneladas de alimentos a
base de chocolate, por un valor de casi 3.500 millones de euros.
El ochenta por ciento del cacao que importa Alemania proviene del oeste de África. En el
mundo se procesan casi tres millones de toneladas de cacao, de los cuales Costa de Marfil,
Ghana, Camerún y Nigeria exportan más de la mitad.5
Para explotar las tierras se traen trabajadores golondrina de los países limítrofes del norte.
En Costa de Marfil trabajan alrededor de 2 millones de malienses. En el oeste de África hay
alrededor de un millón doscientas mil familias de pequeños agricultores y un total de 11
millones de aparceros que viven de la producción de cacao.
Sin embargo, el margen de ganancias para los pequeños agricultores es extremadamente
pequeño. Por ejemplo, una productora mediana de cacao gana con su cosecha anual
alrededor de 340 euros.6 La principal causa de ello son los bajos precios en el mercado
mundial: en los últimos veinte años fluctuaron entre los 870 y los 4.000 euros por tonelada,
con una fuerte tendencia a la baja. Esto obliga a los agricultores a reducir al mínimo sus
costos de producción, para lo cual los niños esclavos, que no cuestan más que un plato de
polenta diario, vienen como anillo al dedo.
Las empresas alimenticias hacen bajar los precios
Los precios bajos van a parar a la cuenta de un puñado de empresas alimenticias,
europeas y norteamericanas, que transforman el cacao en chocolate. "La producción mundial
de cacao está en manos de unas pocas firmas que poseen una red mundial de
establecimientos agrícolas, plantaciones, fábricas y organizaciones comerciales", nos informa
Gerhard Riess, del sindicato austríaco Agrar/Nahrung/Genufí: "Esas compañías están en
condiciones de imponer su voluntad a la totalidad del sector."7
Estas empresas dominantes a las que Riess se refiere son marcas muy conocidas
(ordenadas según sus cifras de venta en el rubro golosinas):
• Nestlé (Suiza), con sus marcas After Eight, Baci, KitKat, Lion, Nesquik, Nuts, Smarties,
etc.• Mars (EE.UU.), con Balisto, Banjo, Bounty, M&M, Mars, Milky Way, Snickers, Twix, etc.
• Philip Morris/Kraft Jacobs Suchard (EE.UU.), con Bensdorp, Daim, Finessa, Kaba, Milka,
Mirabell Mozart-kugeln, Suchard, Toblerone, etc.
• Ferrero (Italia), con Duplo, Ferrero-Roché, Hanuta, productos "Kinder", Mon Chérie,
Nutella, etc.8
La situación empeora a causa de una reglamentación de la Unión Europea, que (otra vez,
presionada por las empresas) ha permitido que desde marzo de 2000 el chocolate contenga
una menor proporción de manteca de cacao, del orden de un 5% sobre el peso total. Nestlé y
compañía quieren sustituir la manteca de cacao por aceite de palma y otras grasas que
serían más baratas que el cacao. Pero para los países productores esta reglamentación
representa una pérdida anual de 580 millones de euros. Los principales afectados son los
pequeños agricultores, que cubren casi el 85% del mercado: esta reglamentación los ha
privado de su única fuente de ingresos.9
Mercenarios contra los agricultores
Brasil es el cuarto productor mundial de cacao, después de Costa de Marfil, Ghana e
Indonesia. La mayor parte de las extensas plantaciones de cacao de la zona de Bahía
pertenece a grandes latifundistas millonarios, los fazendeiros. Muchos de ellos ni siquiera
viven allí mismo, sino en Río de Janeiro, Nueva York o París. En los campos de cacao
trabajan más de 150.000 personas, muchas de ellas contratadas en forma temporaria. El
salario promedio ronda los 43 euros por mes.10 Y como con esa cantidad no se puede
alimentar a una familia, es necesario que ayuden todos, incluso los niños y los ancianos, que
por unos 30 euros hacen el trabajo, a veces hasta en la "estufa", el horno de secado,
moliendo granos de cacao y pulpa a 60 grados para que la pasta quede sin grumos.
En los últimos años los agricultores han intentado ocupar tierras para trabajarlas ellos
mismos. Pero los latifundistas los expulsan, ayudados por la policía y por sus propios
mercenarios, los pistoleiros. Desde 1986 ya hubo 120 personas asesinadas o heridas.
Las plantas de cacao, desarrolladas en extensos monocultivos, son especialmente
propensas a las plagas. Para combatirlas se utilizan grandes cantidades de insecticidas
altamente tóxicos, que pueden provocar cáncer, enfermedades cutáneas, esterilidad y
trastornos en los sistemas nervioso, respiratorio e inmunológico. La mayoría de los
campesinos que utilizan los rociadores son analfabetos y no entienden las instrucciones de
uso de esos productos agroquímicos. Según Gerhard Riess, experto en alimentos, las
compañías fabricantes (entre ellas BASF, Bayer, Hoechst, Shell y Monsanto) no toman
suficientes medidas para prevenir los graves daños de salud que ocasionan sus productos.